XIX. Pira funeraria.

5K 452 34
                                    

Preparé concienzudamente el espectáculo al llegar a la mansión. Luka se aseguró que nadie pudiera vernos llegar con semejante aspecto; el vampiro despachó a sus hombres y, por un segundo, tuve miedo. Miedo de que alguno de aquellos vampiros pudiera hablar más de la cuenta y nos trajera problemas; pese a ello, Luka me prometió que la Orden del Dragón siempre seguiría a su reina y jamás la traicionaría, pero las dudas habían comenzado a carcomerme.

Descubrir que el traidor era André había sido un duro golpe para mí, ya que no me esperaba para nada eso. Había aprendido que André era una persona que ansiaba el poder, pero jamás me hubiera creído que colaborara con los dhampiros para obtener el premio gordo: mi trono.

Me rasqué distraídamente la sangre reseca que se había quedado en las comisuras de mis labios y recordé la conversación que había mantenido con André, el momento en que había logrado hundirlo definitivamente cuando le había confesado que el aborto no había sido provocado por Annette, que había sido idea mía. Había decidido mantenerlo aún despierto, por si acaso lograba sonsacarle algo más, pero Luka me había dicho que un bloqueo tan fuerte era complicado de quitarlo y, de intentarlo, la mente de André podría resultar dañada y eso significaría que todo lo que contuvieran sus recuerdos se perderían.

Y lo necesitaba. Necesitaba que pudiera darme algún indicio de dónde poder buscar para encontrar a mi misteriosa rival.

Luka me acarició el dorso de la mano con cariño y yo desvié la mirada de la ventanilla hacia su rostro. Las ojeras comenzaban a marcársele en el rostro y se le notaba fatigado; había sido una noche dura para ambos.

-Aún... Aún sigo sin poder creérmelo -murmuré-. ¿Tanto anhelaba el trono que quería conseguirlo a toda costa?

Aquello no era lo que debía haber dicho, pero no estaba aún preparada para preguntarle si había escuchado la conversación que habíamos mantenido André y yo. No estaba lista para escuchar lo que pensaba de mí ahora que sabía que el aborto había sido idea mía y que Annette únicamente había sido una cabeza de turco.

Así que me centré en la decepción que había sentido cuando había visto a André con aquellos dhampiros. Y en la rabia que sentía por no saber quién demonios se hacía llamar la Condesa Sangrienta.

Luka me acompañó en silencio todo el camino de regreso a mi habitación, sin decir ni una palabra. Quizá no sabría las palabras que pronunciar y que pudieran consolarme o, al menos, quitarme el pesar que sentía en el corazón en aquellos momentos.

Pero necesitaba que se quedara un poco más a mi lado.

-Entra conmigo un momento, por favor -le pedí en un tono bajo.

El vampiro asintió y pasó a mi habitación, a la que había compartido hasta hacía unos momentos con André. Aquella sala estaba impregnada de malos recuerdos, de momentos que quería olvidar pero que, sabía, seguirían presentes el resto de mis días, recordándome todo lo que había sufrido desde que André Daskalov había llegado a mi vida.

Me repondría de ello, estaba segura. Aunque me costara mucho tiempo, estaba dispuesta a hacer lo que hiciera falta para poder deshacerme de todos aquellos recuerdos que André Daskalov se había encargado de implantar en mi mente, haciendo compañía a los últimos momentos de mi familia.

Saldría adelante.

Era una superviviente.

Tomé asiento en la cama y observé largamente a Luka, que era el único vampiro que me había demostrado que sus intenciones eran honestas y que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por mí. Él se había mantenido a mi lado, había sido testigo de cómo había asesinado a sangre fría y, aun así, no se había apartado. No me había traicionado.

La señora de los vampiros.Where stories live. Discover now