XIII. Escapadas nocturnas.

5K 474 24
                                    

No sé cuánto tiempo estuve así, aovillada mientras las lágrimas empapaban la almohada.

Quizá hubieran pasado horas.

Quizá hubieran sido minutos.

O quizá solamente habían sido unos segundos.

Pero la sensación era igual de devastadora. No era capaz de dejar de pensar en lo que podría haber sido, en cómo podría haber sido mi bebé de no haber tomado aquella drástica solución. El dolor era tan atroz que me impedía pensar con claridad.

Así me encontró André cuando regresó a la habitación, con manchas de sangre por el rostro y la camisa que llevaba; se acercó a la cama en silencio, mirándome con aquellos ojos grises que tantos escalofríos me habían causado y que ahora estaban cargados de dolor y sufrimiento.

La pérdida del bebé y la traición de Annette le estaban pasando factura y yo lo agradecía en silencio. Él se merecía más que yo todo lo que estaba sucediendo; André era el único que merecía sufrir por todo el daño que me había causado.

Me quitó las mantas de encima con cuidado y observó con el ceño fruncido mi ropa llena de sangre. Cuando me alzó en volandas no me resistí, dejé que me llevara en brazos hacia el baño y me depositara dentro de la bañera con sumo cuidado.

Las lágrimas aún seguían corriendo por mis mejillas y el dolor del pecho se estaba volviendo insoportable.

-Mi bebé ya no está –sollocé con fuerza-. No… no está…

Escondí mi rostro entre las rodillas y lloré con más ahínco, esperando que así el nudo se fuera deshaciendo poco a poco hasta desaparecer por completo; quería salir adelante. Necesitaba hacerlo.

«Hazlo por tu bebé –me dije-. Convierte la vida de André en un infierno por lo que ha hecho.»

Las manos de André me acariciaron el cabello con lentitud y cierta torpeza.

-Shhh… Ella ya no está, Zsóka –susurró-. Fue un error y ahora estoy pagando por ello. Me he dado cuenta demasiado tarde del error que había estado cometiendo todo este tiempo y tú has tenido que pagar las consecuencias. Lo siento tanto…

Me hubiera gustado gritarle que la culpa de todo aquello era únicamente la suya y que, si por mi fuera, se la haría pagar; pero no pude hacerlo. De hacerlo, eso habría levantado sospechas en André y me convenía que siguiera pensando que la culpable de mi aborto había sido Annette, movida por los celos.

Su disculpa no me afectó en absoluto. Para mí eran palabras vacías.

Lo único que me dolía era la pérdida de mi bebé. En el sentimiento de dolor que se había enroscado en mi garganta y me impedía pensar con claridad.

-¿Po-por qué? –pregunté en un tono bajo.

Quería saber los motivos que lo habían empujado a acostarse con Annette. Aunque también podía aplicarse a conocer si sentía algo más por Victoria, algo más profundo; quizá estuvieran ambos enamorados y André se había obligado a sí mismo a acercarse a mí para conseguir más poder. Quizá había sacrificado un futuro junto a Victoria para lograr su objetivo.

De ser así, me alegraba haberle estropeado sus planes de futuro.

Era lo mínimo que se merecía por todo el daño que me había causado desde que lo había conocido. Desde que Vladimir le había suplicado que necesitaba su ayuda para protegerme a mí de los dhampiros.

André se inclinó sobre mí para abrir el grifo, intentando ganar algo de tiempo para darme una respuesta convincente. La experiencia me había demostrado que André no contaba la verdad. Al menos, no a mí.

La señora de los vampiros.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang