cinco

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Era el día en que Jennie tendría que recitar su discurso, se la había pasado repasándolo frente a Rosé y Lisa, ellas trataban de convencerlas de meterse en el Consejo.

Estaban en el gimnasio junto a los demás candidatos y representantes de campaña.
Irene se acercó a ellas, le explicó a Jennie que debía permanecer calmada y si cometía un error, Jisoo lo resolvería ya que es Kim Jisoo, este comentario la irritó un poco.

–Profesora Im, ¿podemos salir un momento? Me siento un poco nerviosa

–Claro, pero asegúrense de volver a tiempo, esto no tarda en comenzar –respondió.

–Vamos, Jisoo –Jennie la arrastró al patio junto a ella.

–No lo entiendo, pareces demasiado relajada, Jennie –dijo refiriéndose al estado de la menor– Yo ya estoy acostumbrada a estar en la mira de la gente.

–Gracias a dios –la castaña soltó un leve suspiro.

–¿Esto era una excusa para que estuviéramos a solas? –preguntó.

–Pensé que estarías nerviosa, pero sonaría muy grosero decirlo allí –confesó– Como sea, supongo que tenemos que volver.

–Pensé que si me esforzaba lograría
ocultarlo. –sujetó la manga de la menor.

–Si estás tan asustada hasta el punto de comenzar a temblar, pudiste haber confiado en Irene o alguien más.

–No puedo –bajó la mirada– Todos confían en mí, no puedo decepcionarlos, creo que nadie sabe quién era de pequeña.

–¿Por qué dices…? –continuó hablando.

–Mis calificaciones eran normales, no tenía amigos, era una miedosa y siempre me escondía detrás de la gente, pero un día me dije a mi misma que ya no podía seguir con eso –se acomodó aquel mechón que le tapaba una parte del rostro– Empecé a estudiar, busqué maneras de acercarme a los demás, hasta convertirme en lo que soy ahora. No quiero ser nadie, quiero seguir siendo la persona especial a la que todos pueden ver y admirar.

–¿Qué estás diciendo? –arrebató su mano para que Jisoo la soltara– A diferencia de otros, yo jamás pensé que eras una persona perfecta y especial, otra cosa es que me hayas obligado a ser tu ayudante basándome en tus sentimientos personales, eso me preocupó bastante, y cada vez que me miras tu rostro se torna un tanto rojo –hicieron contacto visual– Que vean tu lado débil no cambiará todo de ti –la mayor apoyó su cabeza en el hombro de la morena.

–Permíteme permanecer así por un momento, estás más amable de lo normal –soltó una pequeña risita.

–Cualquiera lo haría –comenzó a acariciarle el cabello– Es normal cuando ven a alguien en problemas.

–“Normal”, suena como algo que dirías. Siempre terminas perdonándome.

«Es por eso que ya no debes fingir frente a mí, eso es lo que intento decirte.»

–Jennie, eres realmente única –esto era lo que para Jisoo era especial, Jennie era la primera persona que le decía este tipo de cosas, la hablaba sin el Unnie, ni nada, era la única que la trataba como una persona normal.

Regresaron al gimnasio, ya había llegado su turno, pero aún seguía preguntándose el porqué Jisoo anhela convertirse en alguien espacial pese a ser frágil.

–Confío en que hará todo lo posible por esta escuela, además, decidí unirme al Consejo cuando ayudaba a Jisoo en su campaña, todo era perfecto, por lo que empecé a dudar sobre si era necesaria, pero ella me animó diciendo que podríamos lograrlo, y por eso quiero ayudar a Jisoo-Unnie. Espero que todos ustedes la apoyen, eso es todo, muchas gracias –bajó del escenario.

–¿No estás siendo demasiado amable? –soltó la mayor al cruzar junto a su compañera.

–Solo lo normal.

Dos días anunciaron los resultados, Jisoo había ganado.

–¡Lo logramos gracias a tu duro esfuerzo! –Decía cuando se abalanzó a la morena– Te amo –susurró muy cerca de su oreja. Extrañamente la menor sintió gusto al escuchar esas palabras.

–Sí, ya sé –trató de liberarse del agarre de Jisoo.

–Deberías darle un descanso, Jisoo –dijo Irene y consiguió que la nombrada dejará a Jennie.

Aunque no estaba preparada para amar, se había prometido y decidido permanecer al lado de Jisoo, ahora ya no tenía vuelta atrás, no podría -tampoco quería- renunciar a ella, eso lo había descubrido en esos pequeños momentos que ha pasado con ella.

Había un chico nuevo en el Consejo, su nombre era Park Jimin, Jisoo le explicaba sus deberes mientras los demás hacían papeleo.
Jisoo confesó que harían una obra de teatro, era una tradición pero se dejó de practicar hace 3 años, por "motivos desconocidos".

La hora de retirarse llegó, aunque se habían quedado solas con el pretexto de utilizar la laptop del Consejo para hacer unas tareas.

–Úsala si quieres, tengo una en mi ca… –fue interrumpida por la menor.

–No tengo nada que hacer –realmente solo quería pasar tiempo con su Unnie– Ya sé, soy muy difícil de influenciar.

–Eres muy amable –se levantó de su asiento y se acercó a la morena– Jennie, quiero besarte.

–Dijiste que estabas bien con el hecho de quererme, ¿y ahora quieres besarme? Cambias de parecer en un abrir y cerrar de ojos, ¿qué clase de presidenta eres? –se alejó un poco de la menor.

–Es tu culpa que cambie de parecer, porque me siempre perdonas –volvió a acercarse “demasiado”– ¿Sucede algo? –Realmente Jennie quería cambiar igual que su contraria.

–No importa, bésame si quieres –soltó– Jamás dije que no me gusta y te mentiría si te dijera que tengo curiosidad.

–No me amas, ¿pero quieres que te bese? No tienes remedio Kim –la menor evitó el contacto visual– Voy a besarte.

Cortó la distancia que había entre ellas, y lo volvió a sentir, ese sentimiento, esa sensación. Los labios de Jisoo eran suaves.
No debía enamorarse por el momento, pero ya estaba fracasando en el intento.

Se separaron y tomaron sus cosas para irse a sus hogares.

En la mesa se encontraba un estuche, era de Hoseok, estaban tan concentradas en su burbuja que jamás se percataron que él presenció todo lo que había pasado...

En un futuro cercano | JENSOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora