❧ 30

3K 199 35
                                    

—Joder, joder —jadeó Ana, sentándose, por no decir desplomándose, encima del banco en el que yo me apoyaba para ayudarme en mis estiramientos.

—De verdad Ana, no sé qué se te ha pasado por la cabeza al creer que podrías ganarme en una carrera —me reí, echando mi cuerpo hacia delante, para sentir un poco más como se estiraba mi bíceps femoral.

—Siempre he hecho deporte, en cierta medida —respondió a duras penas. —¿Por qué sigues creyendo que estás más fuerte que yo? 

La observé divertida, con su rostro perlado por el sudor y la coleta despeinada. La verdad es que verla de aquella forma me estaba pareciendo de lo más sexy, pero de eso ya hablaríamos en otro momento. 

Me preguntaba si aquella frágil línea por la que caminábamos albergaría espacio para el sexo. Claramente, Ricky opinaba que sí. ¿Pero no sería todo un poco raro, después de tanto tiempo, y con aquella amabilidad cautelosa con la que nos tratábamos desde la tarde anterior?

—Porque tú vas al gimnasio a hablar con Ricky, a ver el panorama, a echar la tarde...

La boca de Ana dibujó una perfecta "O" mientras que se incorporaba en el banco y empezaba a realizar sus estiramientos, motivada y ofendida a causa de mi comentario.

—Me has visto como mucho tres veces en el gym desde que volví, contando hoy —rebatió ella, con toda su dignidad. —No puedes juzgarme.

Me eché a reír inevitablemente.

—Seguro que ese tres es el total de veces que has ido al gym desde que llegaste. Contando hoy —añadí, haciendo referencia a sus palabras más recientes.

Ella cabeceó, intentando no echarse a reír.

—Eso es mentira —repuso.

—Sea como sea, te he ganado —le recordé. —A menos que quieras la revancha de vuelta al gimnasio, claro.

—Uy, no, no —se apresuró a decir Ana, acalorada como estaba. —Paso. Ya sabes que nunca he sido muy competitiva. Solo quería ganar algo especial —se encogió de hombros, antes de seguir estirando.

—Cierto, ¿cuál es mi premio entonces? —pregunté, retirando mi pierna del banco y empezando a estirar mis brazos.

Ana se me quedó mirando con una expresión indescifrable.

—No lo sé, realmente no he podido pensar en nada durante el rato que hemos estado corriendo, como podrás comprender. Bastante he hecho intentando mantenerme con vida —respondió con gracia.

—Dios Ana, para de decir estas cosas porque me estás poniendo muy a huevo que me ría de ti.

Ana hizo un gesto con la mano, quitándole importancia.

—A lo mejor sí que debería dejar definitivamente el tabaco... —suspiró pensativa.

—Creía que ya no fumabas, prácticamente.

En nuestros últimos encuentros, diría que no la había visto hacerlo.

—Bueno, es que he ido reduciendo mucho con los años... Además ya sabes que me va a temporadas. Solo lo hago cuando estoy estresada o preocupada, no sé. 

—Vamos —dije, sentándome en el banco, mirando a una Ana que seguía de pie haciendo ver que estiraba algo. —Que éstas últimas semanas le has dado fuerte, ¿no?

Ana asintió suavemente, reconociendo que sí. 

—El sábado por la noche me terminé el paquete, y por ahora no tengo más.

Aún me tienes. QLBEPL2 🦋 || WARIAMWo Geschichten leben. Entdecke jetzt