❧ 34

3.4K 173 32
                                    

Después de una ducha relativamente tranquila, entre besos, caricias y arrumacos; y en la que intentamos controlarnos y no caer nuevamente en la tentación, nos secamos la una a la otra y nos vestimos. Hacía tanto que no teníamos ese tiempo para nosotras; de poder parar un poco el ritmo de todo lo que pasaba a nuestro alrededor y podernos dedicar un rato la una a la otra, sin tener que despedirnos o que separarnos al cabo de un rato.

Ana estaba en el baño maquillándose un poquito, cuando yo salí al jardín a esperarla, y decidí que era hora de ser valiente y llamar a mi madre. Supuse que ella no había querido hacerlo para no molestarme, aunque sí me había mandado un par de mensajes pidiéndome explicaciones y preguntando si estaba bien.

¿Sí?

—Hola, mamá.

—¡Miriam! ¿Pero dónde estás? —su voz no sonaba preocupada, aunque sí algo enfadada, supongo que por la forma que había tenido de escabullirme sin previo aviso.

—En la casa de los tíos...

¿Con Belén y Cosme? ¿Con Aitana?

—No, mamá... En la casa de la playa.

Se hizo un pequeño silencio, durante el cual me mordí el labio, con una pizca de nervios.

—¿Con quién, cariño? —ahí sí, su voz perdió el deje de enfado y noté que era una pregunta formulada desde la más pura curiosidad.

Supongo que aquellos segundos eran bastante decisivos, y que al llamarla, debería de haber tenido más claro lo que le quería decir. Sin embargo, estando con Ana... Se me iba el santo al cielo, y ahora solo me quedaba improvisar.

—¿Puedes... No preguntar nada más si te lo digo?

—Miriam, ¿qué pasa?

—Que estoy aquí con Ana.

Silencio otra vez. Un silencio que revolvió mi estómago.

—¿Estáis...?

—Mamá, te he dicho que nada de preguntas, porfi... —supliqué cerrando los ojos.

—Está bien, está bien. ¿Cuándo volvéis?

—El domingo por la noche —respondí con facilidad, aunque realmente no había hablado nada con Ana todavía. —Creo.

—De acuerdo, de acuerdo, cariño. Pues acordaos de quitar el agua y la luz al iros, ¿vale?

—Vale, sí.

—Y dejadlo todo bien, ya sabes. Si dormís en la cama de los tíos, luego que-

—Que sí, mamá. Que ya sabes que somos cuidadosas.

—Sí, sí. Es verdad. Y pasadlo bien...

—Gracias —respondí cansadamente.

—Y cuidaos mucho —añadió mi madre, antes de colgar.

Casi que pude imaginarme el suspiro que dejó escapar al hacerlo. 

A mi madre le gustaba Ana, nunca se había opuesto a nuestra relación, ni siquiera cuando las cosas estaban complicadas o cuando la morena se metía en líos o mentía. Supongo que ella siempre supo ver lo bueno en ella, igual que yo. Pero no era raro ni nuevo que se preocupara por mí. Seguramente tendría algo que decirme al respecto, pero iba a esperar a mi vuelta a casa.

—¿Estás, Miri? —preguntó la morena, haciendo acto de aparición, sacando la cabeza por la puerta corredera que daba al jardín.

—Sí —sonreí guardando el móvil. —Vamos.

Aún me tienes. QLBEPL2 🦋 || WARIAMحيث تعيش القصص. اكتشف الآن