Epílogo

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Estaban todos en el sótano de esa casa, era más espacioso que incluso el sector superior de la construcción. Allí todos se sentían acogidos, falsamente todos se sentían queridos y en familia, eso es lo que logra Nayeon para amarrar esa fidelidad y esfuerzo en sus trabajos, más que la droga, más que el dinero, la atención y el cariño es lo que los atrapa.

Por eso a todos les duele ver a la jefa llorar.

Porque Nayeon ha fingido cariño con todos, ha fingido adoptarlos he inventar en su cara apodos que los hace sentir especiales, cuando esto no ha sido nada más que otra de sus estraegias.

Pero la poderosa mujer no fingió con la chica por la que llora, la amó, la amó tanto como sus seguidores la aman a ella e incluso mucho más que eso, ella era la única y verdadera hija perdida que ella tenía. Y se ha ido.

Está alcoholizada, todos ya se han enterado de lo ocurrido, por lo que se mantienen junto a ella a la espera de recibir una orden, tomar venganza, animarla, ellos sólo están ahí esperando a ser necesarios una vez más. Nayeon bebe de su cerveza, acabó todos los tragos fuertes, pero aún no siente que su dolor sea opacado por la gracia del alcohol.

— ¡¿Por qué dejaste que se fuera?!

Nayeon lanzó su cerverza vacía con fuerza en dirección a Jeongyeon, la de pelo corto no se inmutó ni se balanceó al sentir el impacto contra sus piernas, ni se molestó en quitar los vidrios rotos que quedaron en su pantalón.

— Acéptalo, Nayeon, se ha ido

En lo que Jeongyeon pronunciaba esa frase, Nayeon abría otra cerveza y le daba un rápido sorvo enojado, el cual rápidamente se transformó en otro lamento.

— ¿Quién leerá para mí...? — Se quejaba con dolor — ¿Quién será como ella...?

Chaeyoung la observaba desde una esquina de brazos cruzados, ella también se sentía derrotada, Sana ya no estaba, pero la seguía opacando y esa nombre seguía saliendo de los labios de Nayeon.

Comenzó a reflexionar, Dahyun la despreció y perdió definitivamente esa batalla, no tiene sentido que se siga fijando en ello. Intenta ver con positividad el panorama, Sana ya no está, Eunbi tampoco, ella es la única hija perdida que le queda a Nayeon y se encargaría de comportarse como tal.

Con decisión caminó hasta el centro, todos los ojos posados en ella y su osado paso, su 1,58 llamando la atención como nunca antes, conectando sus ojos con la mujer que se quedó en silencio y calló sus lágrimas al verla.

— Sí, Sana ya no está aquí — Intentó parecer dolida — ¡Pero yo estoy aquí, Nayeon! — Comenzó a caminar por el lugar — Es una dura perdida, sus habilidades de pelea y sus nuevas capacidades de administración nos hubieran ayudado mucho — Volvió a fijar sus ojos en Nayeon — Sin embargo, ¡Yo estoy aquí! ¡Yo voy a enorgullecerte! ¡También te veo como mi madre y has dicho que me ves como tu hija! ¡Yo no seré ingrata como ella! ¡Yo no dejo a mi familia! — Se acercó unos pasos, el resto parecía apoyarla — Dame la oportunidad, y verás como seremos más grandes que hasta ahora, mejoraré en lo que fallo y dejaré de ser esa niña debilucha. Te querré, cuidaré y protegeré mejor que Sana

Todos miraban espectantes a Nayeon esperando por su respuesta, la mujer se había calmado y había adoptado nuevamente la postura y aura que infundía respeto, alentando a que quizás estaba mejor, que se había animado. Volvió el carácter frío, su mirada seria y confiada, sujetando firme su cerveza se puso en pie. Jeongyeon cerró sus ojos.

Nayeon caminó hasta la baja chica que sonreía a labios cerrados con confianza, esperando impaciente por lo que le tuviera que decir la mujer cara a cara.

La escuchó soltar una corta risa sarcástica.

— Tú no eres ella

Nayeon pasó por su lado, sin importarle si la pasó a golpear con su hombro, sin importar si había herido los sentimientos de la chica, sin importar el impacto causado en los demás.

Sólo reafirmó el respeto que le tienen.

Chaeyoung estaba con la boca entreabierta y sus ojos sorprendidos, con rapidez secó las lágrimas que se formaban en sus ojos, miraba al suelo respirando pesadamente. Una sombra se hizo presente, levantó la vista.

— Deja de humillarte a ti misma — Dijo Jeongyeon fría.

Seguido a eso, la más alta pasó por su lado para seguir a su mejor amiga y continuar consolandola, sabe que Nayeon la está odiando por indirectamente ayudar a Sana a escapar, pero ese odio no sería superior a sus ganas de tener a Jeongyeon cerca para contenerla.

Chaeyoung tembló y cayó sobre sus rodillas, de todas formas ya nadie le prestaba atención. Se sintió tan despreciada como nunca antes, con ganas de hacer que Nayeon tragara sus duras palabras.

Pero lo pensó mejor.

No, ella no es Sana.

Ella será peor.

FIN

Hurts: The Beginning of the Lovely Hurt ‐ Saida/DubchaengWhere stories live. Discover now