Capítulo 18

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Sana sabía que debía cuidarse y que Dahyun estaría triste si se entera, esperaba que todo saliera bien. Se estuvo entrenando un poco, cada momento que estaba sola intentaba recordar la forma en la que debía hacerlo, revivía en su mente las peleas en las que Nayeon la hacía participar para ganar dinero, no sabe si la mayor escogía a propósito rivales débiles o era cierto lo de su fuerza bruta.

Jeongyeon vio la hora, suspiró clavando su vista en la carretera, levemente arrepentida de tener que involucrar a Sana en esa situación. Jeongyeon siempre ha actuado como la protectora de Sana, no puede evitar sentir algo de culpa, pero tampoco quiere quedar sola y expuesta a cualquier cosa que pudiera pasarle. Aceleró e intentó dejar atrás cualquier mal pensamiento, haciendo uso de su intelecto para tener un plan bien formado.

La chica estaba en la calle esperando por ver aquel vehículo, tratando de relajar sus músculos a pesar del frío de la noche, Sana abandonó su recidencia entrada la madrugada, las reuniones a esa hora son comunes. Cuando subió con Jeongyeon se dejó envolver por la calefacción, eran noches frías y recién en ese instante notó lo congelada que estaba, pero eran necesarias las ropas delgadas y cómodas para la situación. Jeongyeon mordió su labio inferior algo frustrada, se acercaban al lugar y estaba segura que eso no saldría tan bien como especulaba Nayeon, su conciencia carcomiendola por dentro estando a punto de bajar del vehículo y pedirle a Sana huir.

— Plan de acción — Sana prestó atención a esas palabras — Tengo un arma, tú te quedas en el auto lista para partir

— ¿Qué? ¿No querías que fuera contigo?

— Es peligroso — Jeongyeon estacionó y apagó el auto — Si alguien viene por ti y no soy yo, vete, ¿Me oyes? No entres, que no te vean el rostro, desentiendete de mí

— N-No quiero h-hacer eso...

— Has estado en esto por años, obedece a todo lo que te enseñó Nayeon y vete si las cosas se ponen feas, tú no deberías estar aquí, no merezco compasión — La mayor bajó del auto — Es una orden

Y luego de mencionar lo último, Jeongyeon comenzaba a adentrarse a una gran instalación similar a un club, pero que esta vez tenía todas sus luces apagadas. Sana suspiró y se cambió al asiento de conductor, colocando su tapabocas y su capucha, debía ser cuidadosa a pesar de los vidrios polarizados que tenía Jeongyeon. Tomó su teléfono para distraerse, sin querer ya estaba nuevamente leyendo los mensajes de Dahyun.

[De: Dahyun]
estoy demasiado emocionada por verte mañana :(
[23:19]
creo que incluso me costará dormir sjjsj
[23:19]
pero debo hacerlo! y tú igual! tienes un largo viaje mañana
[23:20]
buenas noches
[23:20]

[Para: Dahyun]
buenas noches, descansa
[23:21]

Sana debía cuidarse, no podía llegar con una marca a ver a Dahyun, no quería arruinar su salida por cosas del clan nuevamente. Se estaba distrayendo demasiado y eso no era bueno, debía estar lista para todo, las cosas pueden ocurrir de manera repentina, apagó el dispositivo, tenía sus manos y pies listos en caso de tener que partir.

Jeongyeon caminaba a paso decidido, no podría mostrarse intimidada, eso era determinante siempre. Se dejó guiar por dos chicos que estaban allí, le causaba gracia lo extravagante del sitio, para sus adentros se jactaba de no tener el hogar más grande, pero provenir de un clan más poderoso. Ellos estaban creciendo bien y ya se creían dueños del mundo, Jeongyeon supuso que Nayeon los quería poner en su lugar, aparte de querer dominar la ciudad más cercana por completo. Entró a lo más parecido a una oficina, aunque pasaron por salas donde había gente bebiendo y bailando, no demasiados, Jeongyeon concluyó que todos entendían la situación especial que estaba por ocurrir. Se sentó, los dos chicos salieron y cerraron la puerta tras de ellos, dejando a Jeongyeon frente a frente con el dueño de aquel enemigo clan.

Hurts: The Beginning of the Lovely Hurt ‐ Saida/DubchaengWhere stories live. Discover now