Capítulo 9

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Sana está algo cansada, la vuelta a la universidad ha sido totalmente como la esperaba: Cargada y pesada. Entre los trabajos, certámenes, completar su tesis (Que de forma muy testaruda decidió hacer por sí misma) y elegir una empresa, entre las opciones que tiene, para continuar sus prácticas... a veces le gustaría que las vacaciones se prolongaran un poco más.

Y ojalá fuera sólo eso, los trabajos del clan no tienen vacaciones, los únicos espacios libres que tiene para completarlos son en sus horarios de sueño. En su último viaje, Nayeon le dio más mercancía que la vez pasada y sabe que todo se debe vender, porque Nayeon tiene expectativas sobre ella que significan la oportunidad de seguir en la universidad.

No quiere decepcionar a nadie, así que aunque tenga sueño se levanta y ve la hora en su celular, salta en su lugar pues va tarde y ella no llega tarde, toma unas cuantas bolsitas y sale disparada. Camina rápido por los pasillos de la recidencia, se topa con su compañero de cuarto y se dan un pequeño saludo con la cabeza por mera educación. Al salir no tarda mucho en llegar a un callejón cercano, caminó hasta el fondo donde ya la oscuridad es predominante y la luz de la luna y estrellas llegan con dificultad, se recarga sobre una de las murallas a recuperar algo de aliento.

— ¿Lo tienes? — Esa voz desesperada.

— Sí — Adopta una postura que reclama respeto — ¿Cuántas?

— Cuatro — Soltó nervioso — P-Pero... sólo tengo para 2... ¿Podrías...? Soy un cliente frecuente... necesito las cuatro

Sana, aún con la poca luz, lo observó de pies a cabeza. Su silueta era la de alguien débil, sus ropas le quedaban grandes y Sana podía apostar que su rostro sería el común de un drogadicto.

— ¿Para qué las quieres? — A Sana se le hacía extraño que alguien como él quisiera cocaína. Se le acercó y lo tomó del cuello — Apestas a marihuana, es más barato que lo mío — Tartamudeos salían del chico — Vete, antes de que te de una paliza

— N-No es lo q-que crees, lo juro — Pero él ya no podía cambiar la mente de Sana.

— No lo repetiré, vete

Lo soltó y el chico se fue más rápido que como llegó, Sana suspiró frustrada, no podía permitir que revendieran sus productos sin el concentimiento de Nayeon, pero por otro lado perdió un cliente frecuente. Su celular vibró y casi de inmediato se formó un atisbo de sonrisa en su preocupado rostro.

[De: Dahyun]
no puedo esperar que sea sábado! deseo mucho que sea un día genial
[23:11]

[Para: Dahyun]
yo también
[23:11]

Se había mantenido hablando con Dahyun bastante seguido por dos semanas consecutivas, haciendola estar solo un poco distraida de la realidad y estar un poco más pendiente de su teléfono. Habían acordado por fin reunirse nuevamente ese fin de semana, el cual correspondía a una pequeña visita que Sana hace para comunicarle a Nayeon como va todo, luego de eso Jeongyeon la llevaría en auto de vuelta a la ciudad para que no perdiera tiempo, pero esta vez Sana tenía planes algo diferentes.

Caminó algo más relajada de vuelta a su cuarto, aún pensando en cómo solucionaría el tener un cliente menos. Sacó de su bolsillo el celular que tenía específicamente para los pedidos, no tenía ninguna notificación de alguien que quisiera comprar, la mayoría eran universitarios y en época de fiestas le llovían los interesados, pero al parecer en ese momento estaban buscando algo más.

Se lanzó a su cama mirando al techo, aún pensando en qué hacer, no se percató que el chico de su cuarto la miraba fijamente.

— Qué mierda es esto — Sana desvió con cuidado la mirada, al instante se sentó mejor algo alterada.

— Dame eso — Dijo seria estirando su mano.

— Qué es esto — Repitió el chico — Estaba en el suelo

Sana maldecía interiormente, cómo se le pudo haber caído una de las bolsitas, cómo pudo ser tan descuidada, cómo pudo ser tan irresponsable. Tomó aire y mantuvo la calma, una de las cosas que le enseñaron en la escuela cuando quiere solucionar todo a golpes, miró al chico a los ojos y se dispuso a hablar directamente.

— Damelo, por favor

— ¿Es cocaína?

El chico, a ojos de Sana, lejos de verse molesto o con intenciones de recriminarla, lucía bastante curioso. Y fue buen momento para que la chica lo notara.

— Sí — Contestó simplemente.

— Y... ¿Qué hace? — Sana rodó los ojos, pero tiene la definición aprendida.

— Generalmente te sientes eufórico, energético, conversador y mentalmente alerta, particularmente con relación a las sensaciones visuales, auditivas y del tacto — El chico lucía sorprendido — También puede disminuir temporalmente el apetito y la necesidad de dormir. Algunos consumidores sienten que la droga les ayuda a realizar más rápido algunas tareas simples, tanto físicas como intelectuales, mientras que a otros les produce el efecto contrario

— Hum...

El chico le devolvió la bolsita y se quedó pensativo mirando su computador, también tenía proyectos algo atrasados que hacer y las noches parecían muy cortas y la necesidad de dormir muy amplia. Sana la recuperó y se recostó en su cama con tranquilidad, esperaría a ver si logró amarrar al chico. Jeongyeon hace tiempo le recomendó no sólo limitarse, por seguridad, a los chicos fiesteros que compran para fiestas y cosas del estilo, sino que pusiera un ojo en aquellos estudiantes de apariencia inocente, pero que en realidad están dispuestos a todo con tal de aprobar sus materias.

Sana desvió sólo un poco la vista, el chico ya no tecleaba y sólo miraba la pantalla de su computador, perdido en sus pensamientos.

[De: Dahyun]
siento tardar! estaba sirviendole comida a mi papá... llegó del trabajo
[23:56]

Dahyun mentía un poco, en realidad ayudó a su padre subir algo muy ebrio a su habitación, limpiar el vomito de la sala y procurar que Minju siguiera durmiendo, ya estaba algo cansada y mañana tenía clases.

[De: Dahyun]
ya me voy a dormir, tú también debes hacerlo! te debes levantar casi tan temprano como yo:(
[23:56]
buenas noches
[23:57]

[Para: Dahyun]
buenas noches, descansa
[23:57]

Sana suspiró mirando el techo, el atisbo de sonrisa nuevamente en sus finos labios, sin darse cuenta de la mirada penetrante que tenía el chico.

— Uh... ¿Cómo te llamabas?

— Sana — Contestó sin verlo.

Ambos están seguros de haberse presentado el uno al otro cuando se mudaron, pero siempre se ignoraron, por lo que probablemente esta sería la verdadera presentación.

— Hum — El chico miró al suelo.

— ¿Y tú? — Intentó que su voz no fuera tan ruda como siempre.

— Me dicen Bambam






































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no consuman drogas, si leen el artículo completo podrán encontrar los efectos nocivos que tiene para la salud

Hurts: The Beginning of the Lovely Hurt ‐ Saida/DubchaengUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum