t r e i n t a y n u e v e

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Ignorar miradas debe ser un talento de aquellos que se les da natural, pensé seriamente en lo bien que se me daba ignorar a mis compañeros, y lo mal que se me daba ignorar a mi madre o padre, debería ser una injusticia de mi parte, ser tan discriminativo, debería poder ignorarlos a todos por igual. Sin embargo cada día tenía que ignorar sus miradas como si mi vida dependiera de eso, el ambiente a nuestro alrededor era incómodo y solo agradecía que los demás empleados nunca estaba cerca de su oficina para notarlo, solo los veía a la hora de cerrar, mi padre se dio cuenta, ambos sabíamos que algo cambio desde esa vez que lo vi, aunque él no supiera porque y yo tuviera que fingir no saber nada, ambos sabíamos que el ambiente no era igual que antes, si ya era pesado, ahora era un carga casi insoportable.

Llegamos a casa, la noche del viernes, yo estaba incomodo en el auto y quería subir lo antes posible a mi habitación, era fácil decir que todo parecía normal, pero no lo era. Para mí que desde niño había intuido cuando algo no estaba bien en casa, podía notar la diferencia, el mantel de la mesa de centro estaba corrida y el recipiente donde mi madre ponía las llaves del auto estaba en el piso, como si alguien hubiera pasado por ahí y dejado caer sin ninguna importancia, hacía falta algo en la barra de la cocina y era esa pequeña pana de madera donde ponía cosas sin importancia, encendedor, cortaúñas, tijeras, limas, etc. La clase de cosas pequeñas que siempre se pierden si se dejan en cualquier parte. Papá caminó directamente al sofá, se había quitado la corbata y el saco desde que salimos de la tienda.

Caminé a hurtadillas hasta la cocina sin decir nada, los quejidos que escuché me alertaron, incluso desde el sofá papá los había escuchado. Se adelantó para llegar a mi lado, pero cuando lo vi ya era demasiado tarde.

En el piso de la cocina estaba mi madre, se sostenía el estómago con una mano y en la otra tenía un par de tijeras, el gélido recorrido del miedo me llegó desde los pies a la cabeza, su anterior cabellera negra y larga estaba ahora hecha un desastre, su cabello estaba regado por el piso y algunos mechones se quedaron en su vestido cuando los corto en algún arrebato. Papá corrió a ayudarla y me pidió que llamara a emergencias.

Quise preguntarle si no quería que llamara a alguien más, incluso a la policía, pero todo parecía tan falso que solo actué como si estuviera viendo una escena en modo automático, marque el numero mientras él intentaba quitarle las tijeras de las manos sin hacerle daño, hablé como si no estuviera escuchándola gritar y sollozar como en las escenas de tortura de una película antigua, papá estaba en pánico, podía verlo en sus ojos y en sus manos que temblaban aunque él quisiera mantener la calma. Mis manos también estaban temblando, cuando colgué la llamada, no me había bajado la mochila de los hombros y de alguna manera no pude voltear la mirada con todo lo que estaba pasando.

Para cuando encontré el teléfono y lo llevé a la cocina papá tenia a mamá entre sus brazos cargándola como si estuviera desmayada, quizás lo estaba.

—La llevare yo mismo en el auto, solo abre la puerta—estaba pálido, pero de algún modo parecía tener la situación en control, como si hubiese estado preparado para algo así, como si no le sorprendiera en absoluto lo que estaba pasando.

Salimos de la casa y abrí la puerta trasera del auto, pero él prefirió llevarla en el de copiloto, no estaba inconsciente, pude ver mientras él le ponía el cinturón de seguridad que sus ojos estaban abiertos, aunque no parecía que su cuerpo tuviera alma propia, se veía como una muñeca de porcelana rota.

—Volveré adentro—dije, evitando mirar la escena para no pensar demasiado en ello.

—Bien, bien. Asegúrate de que tu hermano está bien, no lo he visto desde que llegamos probablemente no esté en casa. Llevare a tu madre al hospital—no me di cuenta si todo paso demasiado rápido o yo simplemente no me encontraba siendo yo mismo en ese momento, tal vez también me había roto al ver sus manos con las marcas de cortes en las palmas, su cabello tirado a su alrededor y el desorden que ella misma era, como si hubiese intentado arrancarlo de raíz antes de encontrar las tijeras y cortarlo, evité respirar cerca de ella porque no quería saber si estaba alcoholizada o no, solo me haría pensar mucho más, y podría evitar grabar eso en mi mente.

D MAIL [YOONMIN]Where stories live. Discover now