Mi vida se había convertido en un caparazón que sin darme cuenta poco a poco comenzó a descascararse frente a mí y fue demasiado tarde cuando quise hacer algo al respecto, ya habían demasiadas personas involucradas, demasiadas personas que no quería lastimar, demasiadas personas que querían cuidar de mí. Pequeños cristales de esperanza que jamás formarían un arcoíris, el más brillante, el gritaba hogar, tierra bajo mis pies, calor dentro de mi pecho con un calor expansivo que me revolvía el estómago, estaba sentado junto a mí.
Ninguno había dicho nada, podía escuchar el viento mover las cortinas de la ventana y el vaho de la taza de cocoa había desaparecido después de los primeros sorbos. Sin importar cuanto tomara en mis labios seguía la sensación de un beso, como una brisa caliente que hacia cosquillas bajo una capa delgada de piel, parecía imposible hacer esa sensación desaparecer. Tampoco tenía la intención de hacerlo. Todo había sido demasiado rápido, quiera capturar el momento y diseccionarlo en muchas pequeñas partes y hacerme de aquella sensación un millón de momentos más.
Quería decir muchas cosas, pero ya nada era reparable, el debía estar molesto.
—Me gusta el cine, sé que no lo sabias cuando me llevaste a ver esa película.
— ¿Película? —Preguntó— ¿Te refieres al proyector?
—Sí, me gustó. Tampoco me gusta que me toquen, pero tú lo haces.
—Lo siento—sonaba apenado, pero no alejé la vista.
—No lo hagas—pedí, sus ojos encontraron los míos, tragó y no pude evitar seguir el movimiento con mis ojos.
—Vamos a la cama—parpadeé—A dormir me refiero—se corrigió avergonzado. No había dicho nada pero yo también lo estaba. Me gustaba su nerviosismo, he hacia compañía y no me dejaba a la deriva solo después de lo sucedido, ambos estábamos a la deriva y eso no era necesariamente malo, era reconfortante.
Seguí sus pasos descalzo, su habitación no era lo que esperaba, no es que tuviera una idea de cómo sería específicamente, había un escritorio blanco demasiado largo repleto de libros y papeles grapados descuidadamente, un buró casi vacío delante y una ventana de fondo a su lado, la cama era en realidad dos camas.
—Mi hermano y yo compartíamos habitación antes, cuando se mudó debí cambiar a una cama grande pero requería más trabajo así que solo uní ambas—explicó, seguramente considerando mi curiosidad.
En la pared continua estaban algunos manuales, o eso quise creer que eran, varios parecían mapas pero no de una ciudad o algo por el estilo, todo era verde o gris, unas estampas estaban pegadas a la altura del techo; frases de protesta. No sabía a qué, pero todo olía a él.
—Puedes dormir donde quieras—sacó las sabanas de la cama —ambas— y buscó unas nuevas, no quise preguntar porque las cambiaba y me quedé al margen considerando que nunca cambie las sabanas cuando dormimos juntos y seguramente las sabanas olían a mí, vergonzoso.
Me acosté primero, el regresó con otras sabanas y se dejó caer a mi lado y me cubrió con ellas.
—Hará frío—explicó, murmuré un "hum" en respuesta.
Me mordí el labio inferior, me debatí a mí mismo, gané y perdí el debate. En otro momento solamente habría ignorado cualquier instinto sin sentido, en cualquier otro momento pero no ahora. Me deslicé hasta el centro, donde una cama terminaba y comenzaba la otra, y luego más haya, justo a su lado.
—Está bien si me abrazas para estar seguro de que respiro—susurré avergonzado, agradecía que no pudiera ver mi rostro.
No respondió, se acercó colando uno de sus brazos debajo de cabeza empujándome más cerca de él, mi cuerpo recibió una descarga eléctrica, un calambre justo en los lugares correctos. Deslicé mi mano temblosa sobre su pecho, podía sentir su corazón sobre mi mano, quería llorar de nuevo. En cambio cerré los ojos me acerqué tanto como podía dejando que nuestros cuerpos se amoldaran el uno con el otro.

YOU ARE READING
D MAIL [YOONMIN]
Fanfiction[Terminado] Enviar un correo cambió todo para Park JiMin ¿Cual es el reto? R// YOONMIN Mails y narración. KofiGlitter fanfic. No adaptar o copiar ♡