D MAIL [YOONMIN]

c u a r e n t a

—JiMin-sii—el grito hizo que me separara el celular de la oreja por un segundo.

—JungKook—contesté a modo de saludo, toqué con la palma de mi mano libre la textura de la sabana de la cama, apenas al entrar no había analizado en si la habitación. La voz de JungKook es fácil de reconocer, de alguna manera me daba satisfacción el escuchar como su tono de voz cambiaba a uno más suave cuando se trataba de mí, un caso especial se diría.

— ¿Cómo estás? ¿Me extrañas? No respondas, yo lo sé—contestó, escuché unos sonidos extraños como si estuviera rodeado de personas.

—Estoy en un motel, me quedare aquí por varios días creo, y sí, sí te extraño—es más fáciles usar frases cortas cuando en realidad no estaba sintiendo nada al respecto, solo un vacío extraño del cual me daba miedo indagar.

— ¿Por qué el motel JiMin? —su voz bajo unos tonos, tonos más hostiles de los que yo quería escuchar.

—Mamá tuvo algo, me quedare aquí mientras ella regresa a casa.

— ¿Otra vez? ¿Cuándo fue la última vez?

—Antes de que fueras a Australia.

— ¿Sabes por qué?

—Papá no me lo dijo la primera vez que pasó, mucho menos lo hará ahora—hablé de forma mecánica. Podía intentar volver casi una década atrás para intentar recordar cuantas veces ha pasado y tal vez no sería capaz de recordarlas todas, la primera vez papá le golpeo en vez de ayudarla, esta última vez el cargo en sus brazos hacia el auto consciente de que está enferma de alguna manera, intenté no pensar en si JiHyun o yo lo estaríamos también.

— ¿Y tú cómo estás? —preguntó en un tono bajo, seguro de que la respuesta no sería satisfactoria pero la pregunta siempre parecía necesaria para él.

—Estoy.

— ¿Quieres que te cuente algo? —me preguntó, las voces que escuchaba de fondo fueron desapareciendo poco a poco, yo puse el celular en altavoz y me recosté sobre la cama con la vista al techo.

—Cuéntame—nuestra dinámica siempre empezaba así, después de una pesadilla él inventaría una historia, después de un mal día él me contaría algo aleatorio, después de un golpe él me daría una caricia.

—Fui a una pastelería extranjera y compré este rico postre tiramisú y fui a casa, el postre es uno de los mejore que he comido, y yo no sabía prepararlo ¿Por qué? No sé, así que pasé toda la tarde de ese mismo día pidiendo los ingredientes por envío y buscando las mejores recetas que se adaptaran a mi versión y cuando lo hice ¿Adivina qué? No era tan bueno como el maldito tiramisú de la pastelería—hizo un quejido fingido y quise imaginarme como se vería su rostro emocionado como un niño y sonriendo como tonto mientras cambia la voz para sonar enojado o frustrado cuando en realidad disfrutaba de contar la historia.

— ¿Y qué hiciste? —pregunté con voz suave.

—Fui a la pastelería y le pedí que me enseñara a hacerlo, no se me ocurrió que se negaría a hacerlo porque es "una fórmula secreta" así que seguí intentando y busque más recetas y cuando lo logré ¿Adivina que hice?

— ¿Fuiste a dejarle el tiramisú que hiciste al de la pastelería extranjera?

—Sí, ¿Cómo sabías? ¿Ya te lo conté y no lo recuerdo? Pero si no te he llamado.

—Haces eso siempre, hiciste lo mismo con el chico que preparaba la gelatina de fresa en el restaurante gourmet, hiciste lo mismo con el de las pizzas e hiciste lo mismo con la señora de las muestras del supermercado, te obsesionas JungKook.