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Viernes... La Rena me había conseguido hacer un sobrecupo y tenía que estar a las seis de la tarde allá, eran las cinco y el Erick estaba desesperado en el comedor diciendo que me estaba demorando mucho, pensé que no llegaría a buscarme pero llegó súper temprano.

—Me hubiera gustado acompañarte hoy—dijo Franco.

Rodé los ojos sin que él me viera. Qué tipo más chanta, en las dos ecografías anteriores ni siquiera se había pronunciado para acompañarme y estoy segura que ahora quería hacerlo por la única razón de que el Erick iría conmigo.

Terminé de echarme crema en los brazos y luego salí al comedor para encontrarme a un Erick totalmente nervioso, su pierna subía y bajaba sin parar y mantenía su vista pegada en el reloj.

—¿Vamos?—pregunté. Se paró del sillón y asintió con la cabeza.

Franco salió de la pieza y caminé hasta él para despedirme, me agarró de la cintura y trató de profundizar aún más el beso, me alejé de él con el ceño fruncido, que incómodo había sido eso... No me gustaba besarme así frente a la gente y menos si mi esposo—o ex, como suene más lindo—estaba mirándome.

—Que te vaya bien, avísame cualquier cosa—dijo antes de meterse a la pieza nuevamente, por la cara del Erick juraría que estaba esperando que Franco al menos se despida con la mano, pero no hizo nada.

Cuando nos metimos al ascensor y hubo más silencio, me pude centrar más en la respiración del Erick, era rápida y excesiva, podría jurar que estaba híperventilado.

—Erick—lo llamé, pero él mantenía su vista pegada al frente, al ver que no respondió, lo tomé de la mejilla y lo obligué a mirarme—¿Estás bien?

—Estoy muy nervioso Maite—murmuró.

—Todo estará bien—le dije al momento que ponía su mano sobre mi abdomen—No hay nada de que preocuparte.

—¿Y si tienes la misma huea que la otra vez?

—Ya lo sabría—me encogí de hombros.

Después de eso estuvo más tranquilo y lo agradecí porque hasta a mi lograba ponerme nerviosa. Cuando llegamos a la clínica me agarré de su brazo al sentir todas las cámaras sobre nosotros, algunos querían saber porque nos encontrábamos ahí y otros solamente querían sacarse fotos con Erick.

—¡Amiga!—gritó la Rena al verme, no sé cuanto nos habíamos demorado en llegar al pasillo en donde ella atendía, pero había sido mucho—¿Cómo estás?

—Demasiado cansada, pero dentro de todo bien—sonreí. Miré hacia atrás cuando sentí los pasos de Erick que antes había ido a comprar una bebida y luego miré a Renata, ella me miraba sorprendida.

—Tenemos mucho que hablar—murmuró y le guiñé el ojo.

Luego de saludarse entramos a su consulta, me acosté en la camilla y me arreglé la ropa para que el abdomen quedara al descubierto.

—¿Estás emocionado?—le preguntó a Rena al Erick mientras me echaba el gel en el abdomen.

—Si, más que la chucha—mi amiga frunció el ceño, a lo mejor porque no entendía mucho.

Al pasar la maquinita por mi abdomen la pantalla del monitor se encendió de inmediato dejándome ver al bebé que justo se movía, líquido amniótico y saco. Se veía el corazón y alguno que otro órgano, pero como yo lo veía, estaba todo a la normalidad.

Renata escribía todo lo que veía en la pantalla, eran las medidas y lo sabía.

—Sabí que no entiendo nada, ¿está todo bien o no?—preguntó el Erick.

Ill be loving you forever || Erick Pulgar #LTIA2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora