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—Loca si es verdad, todos sabemos que aún está enamorado de ti, eso no se puede negar—dijo el Charles luego de darle un sorbo a su café.

—En primer lugar, si me hubiera amado jamás hubiese hecho lo que me hizo—moví mis manos nerviosa sobre la mesa—Y no sé, él está con otra y yo también.

—Ese hueón no me gusta para nada...

—Charles...

—Y a la Feña tampoco—agregó.

—Es un buen tipo amigo y me quiere, es lo que importa.

—A veces el amor no es suficiente—se encogió de hombros.

El Charles me miró en cada segundo desde que habían traído el trozo de pastel de chocolate hasta que terminé de comérmelo. Estaba maravillada y poco me importaba que se estuviera burlando de mi porque estaba gorda y glotona, en realidad yo estaba disfrutando mucho esto.

—La Feña te envío esto—abrió su mochila y sacó una pequeña cajita.

Apoyó ambos codos sobre la mesa y me miró con ternura. Abrí la caja y me encontré con un body, camiseta, pantys, gorro y calcetines de color naranja, estaba precioso en realidad.

—Y esto para ti—me entregó una bolsa de color rojo, demasiado elegante.

Casi me morí, literalmente, cuando vi la caja de cuero negra con las letras doradas que decían Christian Louboutin y luego la abrí para ver el par de zapatos más precioso que había visto en la vida.

—Charles...

—Sé que soy el mejor—habló con superioridad.

En cuanto me paré él también lo hizo, no tardé más de cinco segundos en envolverlo con mis brazos y darle infinitas gracias por los regalos, estaban hermosos.

El Charles debía regresar el mismo día así que aprovechamos lo que más pudimos y luego lo dejé en el aeropuerto. Compré algunas cosas que faltaban en la casa y volví.

El departamento se encontraba en total silencio, quizás Franco ni siquiera se encontraba en él...

—¿Franco?—pregunté.

Me sobresalté cuando escuché que algo se caía en mi pieza, fruncí el ceño y todas las alarmas se me activaron en la mente, ¿y si era un ladrón? A paso decisivo, caminé hasta el cuarto y giré la perilla, esta no se abría. Solté un bufido y al intentar la tercera vez esta se abrió. Susana estaba sentada en mi cama y Franco de pie, con el abdomen descubierto y una estúpida sonrisa en la cara. Fruncí el ceño otra vez, ¿qué mierda estaban haciendo encerrados en nuestro cuarto?

—¿Qué hacían?—pregunté, obviamente no me quedaría con la duda.

—Nada Maite, envolviendo algunos regalos—contestó Franco.

No le creí del todo, el rostro de Susana estaba demasiado extraño como para no darme cuenta que algo había sucedido. Ni siquiera me di en tiempo de saludarlos, solo caminé y me senté en el comedor para ver algo de comerciales estúpidos recordándome que quedaban solo seis días para navidad y no había comprado ni un solo regalo.

Hola, cómo estás??

Erick.

Holaaa
un poco cansada y tú?

Maite.

yo estoy bien
xk estás cansada??
pasó algo??🤔

Ill be loving you forever || Erick Pulgar #LTIA2 Where stories live. Discover now