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Una hora y veintiocho minutos exactos había durado el viaje hacía Leverkusen, tenía un sueño horrible y es que no había podido conciliar el sueño en toda la noche, aparte, al Charles no se le ocurrió otra cosa mejor que comprar un pasaje a las cuatro de la madrugada. Apenas me bajé del avión, prendí el teléfono otra vez y pude leer uno de los cientos mensajes que tenía de Franco.

Te arrepentirás por haberme dejado.

Franco.

El estómago se me revolvió y las ganas de vomitar se apoderaron de mi.

A lo lejos, muy a lo lejos reconocí a la Feña, es que era demasiado alta y sus cabellos rubios eran inconfundibles. Ella elevó la mano al verme y yo no tardé en correr hacía ella.

—¡Maitesita!—gritó llamando la atención de los demás—Gracias por estar aquí, los niños no me acompañaron porque bueno, ya sabes, son las cinco y algo...

—¿Tienes sueño verdad?—la interrumpí.

—Demasiado, aparte los niños y la navidad me tienen cansada—suspiró.

—Lleguemos luego entonces, traté de dormir por la tarde y un poquito en el avión pero no logro conciliar el sueño.

—Una de dos, es algo que te preocupa o solo es el embarazo...

Asentí en silencio. ¿Había algo que me preocupara?

Una hora más tarde llegamos a su casa, estaba más grande de lo que recordé, los niños aún dormían y Charles entrenaba, como todos los días. Me senté en la orilla de la cama que me habían dejado para mi, me saqué los zapatos y me tendí en la cama, no tardé más de cinco minutos en dormirme.
Otra vez había despertado súper tarde, ya se me hacía costumbre lo mismo, como que en el día no hacía nada pero el bebé hacía que me canse demasiado y dormía el doble.

Hola
llegaste bien?
cómo están todos por allá?

Erick.

No se si era tan normal la sensación que estaba en mi cuerpo ahora mismo. El bebé se movió y mi corazoncito latió de alegría.

«Sí, bebé, es papi» le hablé inconscientemente a mi abdomen.

Todo bien
y ustedes?

Maite.

Dejé el teléfono en la cama, lo miré un par de veces y cerré los ojos fuertemente pesando estupideces. ¿En realidad quería que me respondiera tan rápido? Si, tal vez. Fruncí el ceño en cuanto vi que su respuesta solo había sido una mano con el dedo pulgar arriba. ¿En verdad se había demorado dos minutos para eso?

—¡Tía Maite!—gritaron Renato y Maithe al unísono, ambos corrieron y se tiraron encima en la cama, por poco y me pegan en el abdomen. Solté un suspiro.

Casi la mayoría del día estuvimos viendo películas y ni siquiera nos dimos el tiempo para hacer almuerzo así que cuando llegaron las pizzas los sillones se nos hicieron demasiado cómodos para almorzar, estábamos todos cansados pero estaba inmensamente feliz por estar aquí.

Cuando llegó la hora de dormir, acosté a los niños y bajé otra vez para ayudar a ordenar un poco la embarrada que habíamos dejado en los sillones mientras el Charles dormía con el teléfono en la mano.

—¿Y la polola del otro hueón sabe, verdad?—preguntó. Asentí con la cabeza.

—Incluso creí que habían terminado—me encogí de hombros.

Ill be loving you forever || Erick Pulgar #LTIA2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora