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Erick.

Mi mamá estaba sentada a mi lado, seria como siempre. No sabía cómo iba a decirle esto de que no iba a pasar el año nuevo con ellas porque sabía cuánto le afectaba que no estuviera con ella en las fiestas importantes, después de todo solo nos veíamos par de veces en el año.

—Yapo hijo, ¿qué te pasa?—preguntó casi por enésima vez—¿Tú polola está embarazada?

Sip, de ahí había salido yo.

—No mami, es sobre el año nuevo y no, la Flavia se va a Brasil...

—¿Y tú te vas con ella?

—No, su mamá quería verla y...

—¿Y qué? ¿Vay a salir persiguiendo a la brasileña culia?—gritó Sherry.

—No es brasileña, es chilena...

—¡Pero habla como hueona igual!—se cruzó de brazos. Mi mamá, desde mi lado me miraba con los brazos cruzados.

—Pero si no me voy a ir a Brasil con ella—dije como por tercera vez—Me voy a ir a Alemania, con el Charles y la Fer...

—¿Y por qué Alemania?—me preguntó mi mamá con el semblante serio.

—Porque quiero estar con el Charles.

—Mentiroso, vo vay porque está la Maite nomás—habló mi mamá.

¿Y cómo chucha se enteró que estaría la Maite?

Miré a la Paola que se encontraba en la misma esquina que mi mamá. Podría apostar mi fortuna que ella le dijo a mi mamá que la Maite estaba en Leverkusen.

—Escucha, Erick—la Sherry volvió a romper el cuadro de silencio y solo pude mirarla a los ojos—Tú sabes como me caía mal la Maite antes, ¿te acuerdas? Tú mismo viste como poco a poco le fui tomando cariño y por esa misma razón no te voy a permitir que juegues con ella ni con nosotras otra vez... ¡Imagínate! Nos enteramos por redes sociales que ustedes se estaban divorciando.

Mi hermana estaba enojada, con sus ojos chiquititos inyectados con un rojo de pura rabia y con justa razón, se había estado guardando eso desde hace algún tiempo. Me paré y caminé hasta llegar a su lado, la abracé y todas las lágrimas que ella había estado conteniendo, las dejó salir. Mi mamá no tardó en unirse a nuestro abrazo.

—Perdón, de verdad—murmuré—No quiero hacerle daño a la Maite, al contrario, me encantaría remediar todos los errores que cometí.

—Ve a donde tengas que ir—murmuró mi mamá.

La Flavia había salido justo a comprar y yo estaba ordenándole la ropa para que pudiera echarla a la maleta. A pesar de que su vuelo era pasado mañana, hoy ya quería dejar todas sus cosas preparadas. Más encima se va a ir el veinticinco justo, ni un día antes o después y eso me molestaba mucho, ese día, todos los años hacíamos un paseo familiar y si no la iba a dejar al aeropuerto me iba a hacer el medio show.

El resto de la tarde la pasamos envolviendo los regalos que faltaban para mañana en la noche, casi todos eran para el Cristobal y la Paola.

—Amor, ¿te quedarás aquí, verdad?—preguntó la Flavia después de terminar de doblar sus pantalones.

—Si, obvio.

Ella me lanzó un beso y se dio vuelta para irse, antes se giró y se apoyó en el marco de la puerta.

—Te quiero, Erick. ¿Tú me quieres?

—Te quiero también.

Apenas la Flavia se fue, tomé mi pelo entre mis manos y luego gruñí. La quería, pero no era normal que en este mismo instante esté pensando en la Maite, que haya pensado en ella cuando le dije que la quería y me odiaba por eso. Me odiaba porque si no hubiera sido por mi ahora estaríamos aquí juntos, viendo crecer al bebé.

Ill be loving you forever || Erick Pulgar #LTIA2 जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें