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Habíamos llegado a casa de los Pérez hace 5 minutos, Elisa estaba a mi lado mirando a todos sin entender nada. Y ellos hacían prácticamente lo mismo.
— Ella es Elisa —alzó la voz mi madre en un tono amable para que todos la miraran— es el miembro más nuevo de mi familia. Lleva 2 semanas con nosotros. Espero que todos la hagan sentir bienvenida — un gusto —sonrió y saludó con la mano.
Todos le sonrieron y siguieron charlando en lo suyo.
— ven vamos con los chicos —la jalé, salimos de casa hasta el inmenso jardín, me acerqué a Pablo y a la chica que llevaba del brazo. — Hey chicos —sonreí y me detuve— ella es Elisa —la apunté— mi hermanastra — ¿Reemplazaste a Sara? —se burló Sibel — no —rodé los ojos, Elisa rió un poco— como sea —miré a la chica que llevaba de la mano— Elisa ella es Sibel, si quieres sobrevivir aquí hazte amigo de ella, cubre cualquier maldad que quieras hacer y siempre está para ti —sonrió — ¿De nuevo estás enamorado de mi desabrido? —rió, yo también — Quisieras —respondí — ¿Estuviste enamorado de ella? —me preguntó burlesca Elisa — Cuando éramos pequeños y ella recién llegó de México tenía un crush con Sib —me rasqué el cuello— pero era porque me encanta su acento y poco más. — me escribía cartas —se burló la pelinegra— pero jamás le hice caso y cuando Sara llegó se le olvidó — ostiaaa —Elisa abrió sus ojos— ¿Te gustaba Sara? — Antes de saber que era lesbiana —reí— luego me hice novio de Irene y tanto ella como Sara fueron pasado —alcé los hombros — ¿Ya no eres novia de esa? H —negué— que bueno, porque yo la odiaba —Sibel se cruzó de brazos — ¿Cómo no odiarla si nos apartó de este imbécil? —finalmente habló Pablo. — Bueno, no hablemos de lo mal amigo ir fui —los detuve— Elisa, él es Pablo —se miraron mutuamente— Pablo ella es Elisa, no. —advertí, Pablo sonrió — Vale vale —alzó las manos— un gusto Elisa, si un día quieres darle celos a tu novio llámame —le dió una sonrisa. Elisa no dejaba de mirarlo sonriente, ese perro si que daba celos. — gracias, aunque no tengo novio —sonrió — interesante —le guiñó Pablo — ¿Qué es interesante? —llegó Sara — Que Elisa esté soltera —respondí — ¿No estaba con... — ehhh —la interrumpió Elisa— no — yo creía por lo que ví en la mañana —alzó los hombros. — ¿Que paso en la mañana? —se rió Sibel — Nada —sonreí de lado— nada que te interese —alcé la ceja, Elisa rió. — Bueno, yo iré a traer algo de beber —dijo Pablo— ¿Alguien quiere algo? —preguntó — Una soda —dijo Elisa— coca cola por favor — te acompaño —dije y solté a Elisa.
Caminamos juntos hasta la mesa donde estaban las bebidas.
— ¿te la follaste verdad? —soltó Pablo, reí — un caballero no tiene memoria —respondí y tomé la lata de soda — No te culpo, es muy sexy —se detuvo y la miró— esas caderas, las piernas largas, la cintura pequeña y joder sus pechos —debo admitir que me calentaba la cabeza que estuviese hablando así de ella— además es muy bonita — Sí bueno... —suspiré— y Chemi? — iba a llegar tarde —respondió y siguió mirando a Elisa. Rodé los ojos y comencé a caminar en dirección a ellas con Pablo detrás.
Iba a tener que dejarle claro que con mis hermanas no iba a tener nada, y menos con Elisa.
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La fiesta estaba un poco aburrida, los padres jugaban a las cartas dentro, Sara y Sibel estaban charlando en el balcón, Pablo estaba con Chemi en una banca cerca de la casa y Ginés no se dónde se había metido.
Yo estaba sentada en el suelo un poco alejada de la casa bajo un árbol.
Cerré mis ojos y me recargué en el árbol, las fiestas a las que yo usualmente iba eran mucho más agradables.
— aburrida? —abrí el ojo, Ginés sonrió— ven, va a empezar a llover —me dió la mano, me levanté y comencé a seguirlo — este no es el camino a casa —dijé cuando ví que me guiaba a otra parte — ya lo sé, vamos al granero —alzó los hombros — ¿Granero? Esta gente qué? —reí — es una casa de campo, ahí guardan los frutos de todos los árboles, herramientas y otras cosas —asentí, abrió la puerta y me dejó pasar. — ¿Y por qué quieres estar aquí? —pregunté riendo, me tomó de la cintura — te dije que iba a buscarte, no? —me pegó a él — ah sí —murmuré de vuelta— pero... — ay por dios, no me digas que te gustó Pablo y ahora me dejas de lado —se quejó — en realidad iba a decir "pero que sea rápido" —reí — perdona —rió también y me dió un beso tierno. Solté una risa — por dios Ginés, ¿Estás nervioso? —mencioné cuando lo ví que no sabía que hacer después. — es que... —agachó la mirada— jamás había sentido que tenía competencia. — no la tienes —le di un beso en el cuello, lo ví cerrar sus ojos— si yo quisiera tendría a ese moreno sobre mi justo ahora —susurré — entonces no te gusta? —preguntó — A mí me van mas los rubios —sonreí de lado. Me besó de nuevo esta vez más brusco.
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Terminé de ponerme la bota, me giré y vi a Ginés peinando su cabello. Me acerqué a quitarle una hoja que tenía en la cabeza.
— ¿Esto va a ser algo común entre nosotros? —preguntó, reí — No lo sé —le tomé la mano— vayamos a fuera antes de que los chicos noten que no estemos y comiencen a buscarnos.
Asintió y salimos del granero, nos soltamos las manos y caminamos sonrientes.
Los chicos estaban sentados en círculo charlando y bebiendo un poco de sus respectivos vasos.
— heey, ahí están —gritó Chemi— no te había visto Elisa —me sonrió, me senté a su lado y le di dos besos en las mejillas. — bueno, ya me viste —sonreí, Ginés se sentó a mi lado y miró a los demás. — ¿Que hacían? —preguntó — Solo hablábamos del nuevo curso —dijo Pablo— ¿Irás a nuestro curso? —me miró directamente — Sí, irá a los mismos que yo —respondió Ginés. — enhorabuena, ya no estaré sola contigo —se rió Sibel.