Musicalidad

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Finalmente habíamos vuelto a casa luego de un largo día en la playa

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Finalmente habíamos vuelto a casa luego de un largo día en la playa. Sibel charlaba con Javier acerca del alcohol que había comprado explicándole porque era el mejor y contando algunas experiencias con él.

— ¿Alguna vez has bebido tequila, Elisa? Tú que eres más loca —reí
— Sí, mi padre solía tener alcoholes en la despensa en lugar de comida así que con el tiempo se volvió mi alimento. —hice una mueca.

Ya no me dolía hablar de mi pasado, en verdad que no. Con el tiempo había entendido que esa era la vida que me había tocado y que debía aguantarme.

— Bua, que putada —soltó Ginés
— pues sí, pero era eso o nada. Creo que en parte esa fue la razón por la que en mi historial médico hay dos comas etílicos. Me embriagaba hasta perder la consciencia —Javier abrió sus ojos a tope
— ¿Por qué? —preguntó— ¿Qué edad tenías?
— 15, y porque extrañaba a mi madre, y mi manera de ahogar las penas siempre era el alcohol —Ginés me miraba con pena— no me mires así, ahora estoy mejor, no bebo desde hace mucho. Dejé la marihuana... Solo tabaco pero esa mierda no la dejaré pronto.
— Bueno, al menos ya estás mejor —soltó Sib.
— sí, digamos que conocí algo que suplantó todas esas adicciones —sonreí sin dejar de mirar al rubio.

¿En qué coño nos habíamos convertido el uno al otro?



— ¿Cómo coño eres tan buena en el puto billar? —preguntó Javier al ver que de nuevo le había ganado.
— toda mi infancia la viví en el barrio bro, el mejor amigo de mi padre tenía un billar y me enseñó a jugar... —reí— esto era todos los días hasta yo le ganara a él, después de algunos años logré vencerlo y desde ahí no he parado de ser increíble para esto —bebí de lleno de mi vaso haciendo que los otros dos me miraran con los ojos abiertos— o para esto —apunté el vaso.
— bueno, Ginés, tocanos un poco más de tu música —dijo Sib, Ginés la miró. Tenía los ojos achinados porque estaba un poco ebrio. 
— creo que no puede tocar nada —me burlé
— ¿Alguien más sabe tocar? —preguntó Sibel, Javi negó. Hice una medio mueca.
— hace mucho no lo hago, quizás no me salga —dije y me abracé el brazo yo misma.

Sibel me pasó la guitarra, me senté frente a Ginés y traté de recordar los acordes de aquella canción que era imposible que yo olvidara.

Oh yeah, I'll tell you something
I think you'll understand
When I'll say that something
I wanna hold your hand
I wanna hold your hand
I wanna hold your hand —los acordes salían como por si solos mientras trataba de no pensar en la letra de la canción, si no solo cantarla sin mas— Oh please, say to me
You'll let me be your man
And please, say to me
You'll let me hold your hand
I'll let me hold your hand
I wanna hold your hand —sentí que mi cabeza me traicionaba, y las imágenes de mi madre tomando mi mano comenzaron a aparecer...— And when I touch you I feel happy
Inside
It's such a feeling that my love
I can't hide
I can't hide
I can't hide —suspiré— Yeah, you've got that something
I think you'll understand
When I'll say that something
I wanna hold your hand
I wanna hold your hand
I wanna hold your hand

And when I touch you I feel happy
Inside
It's such a feeling that my love
I can't hide
I can't hide
I can't hide

Yeah, you've got that something
I think you'll understand
When I'll feel that something
I wanna hold your hand
I wanna hold your hand
I wanna hold your hand
I wanna hold your hand —y finalmente, como esperaba desde que había empezado me dejé llevar por las lagrimas y lloré, Sibel me abrazó al instante sin preguntar absolutamente nada. Solo acobijandome entre sus brazos haciéndome saber que me quería, y que le dolía verme así.

— Venga... Llora, está bien —susurró
— Joder, como extraño a mi madre —me separé— ella solía cantar esta canción para mí todas las noches, cuando tenía miedo, cuando me sentía mal, ella solo me abrazaba y me cantaba esto, siempre tomando mi mano...
— Lo lamento mucho, no debí hacerte tocar —negué
— no, está bien Sibel —me limpié las mejillas— no tienes la culpa de nada, es algo personal
— Bueno, igual sabes que sí un día te sientes fatal yo estoy aquí, siempre para ayudarte... Vale? —asentí
— Yo tengo un poco de sueño así que... Voy a subir —dijo Javier
— antes de irte ayúdame a subir a Ginés, por favor —pedí
— Que va, sí puedo caminar por mi mismo —se levantó y me tambaleó un poco pero se sostuvo— solo dame la mano y todo estará bien —asentí, le di la mano y nos fuimos cada quien a su lado.

Ginés y yo entramos en la habitación y nos sentamos en la cama.

— no me habías contado nunca de esa historia con tu madre —sonreí un poco— ni de qué tocaban la guitarra o de qué cantaba precioso —negué
— no lo hago —me tomó de las mejillas
— sí lo haces, cantas precioso —me besó cortamente
— sabes a tequila —dije burlona— me encanta —volví a besarle por un poco más de tiempo.

Él bajo sus manos a mi cintura y me jaló hasta que quede lo más cerca posible a él.

— eres un estuche de monerias que no acabaré nunca de decifrar —murmuró
— te reto a que lo intentes, a que no te alejes de mi hasta que los sepas todo, a que te quedes a mi lado a descubrir todas las cosas que puedo hacer... —sonreí
— eso no es un reto, es mi meta de vida, Elisa —me besó de nuevo.

Si de algo estaba cien porciento segura era de que quería pasar el resto de mi vida a su lado, sin importar nada... Estaba completamente enamorada de Ginés Paredes.

Lɪᴛᴛʟᴇ sɪsᴛᴇʀ ~ Wᴀʟʟs ʏ Sᴏᴄᴀs (🆃🅴🆁🅼🅸🅽🅰🅳🅰)Where stories live. Discover now