Egoísta

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Me recargué en la orilla de la piscina, Sara se había ido a dormir hace una hora y Bnet y Sibel platicaban en una de las bancas de la terraza.

En este momento por alguna razón me sentía triste, nostálgica. Suspiré, Ginés se acercó a mi, me abrazó por la espalda y me dió un beso en el hombro.

- ¿Qué crees que haces? -susurré, sonrió- los chicos están por allá y pueden vernos.
-Sibel ya lo sabe -lo miré- se lo dije esta tarde cuando estaba celoso de Javier. -reí
- Le dijiste que estábamos follando? -me miró fijo
- le dije que me estoy enamorando de ti, Elisa -no sabía que responderle. Yo nunca me había enamorado de alguien, no sabía cómo se sentía. Pero sabía que no estaba enamorada de él, porque esto no se sentía como nada diferente.
- Ginés... -miré a otra parte
- lo sé, la cagué -suspiró- pero es que no puede uno controlar esas cosas. Solo llegan, y no pude evitarlo.
- Dios... -cerré mis ojos
- lo siento, sé que acabo de arruinarlo todo -se separó de mi
- no debiste enamorarte de una basura tóxica como yo -hice una mueca- eres un niño lindo que merece mucho más de lo que te pueda ofrecer un corazón egoísta como el mío.
- no me importa cuánto merezco o cuanto me ofreces, me importa que sea tú quien me lo da -negué
- No hagas esto más difícil, si? -le besé la mejilla- me voy a dormir, mañana tengo muchas cosas que hacer.

Salí de la piscina y caminé a mi habitación, me quité el traje de baño y me di una ducha.

Me sequé el cuerpo al salir y me puse mi pijama, una camisa enorme que perteneció a mi padre y un short de licra.

Salí al balcón, ví que Sara estaba en el suyo fumando, me miró y suspiró.

- ¿Qué te pasa? -preguntó, negué- ¿Quieres venir a hablar? -la miré, ella tenía una cara un tanto extraña
- No estoy de humor para nada, Sara -me puse de pie y entré en mi habitación.

Me tumbé en la cama y me abracé a mi almohada. Al final mi padre tenía razón, era una persona egoísta que no pensaba en los demás y solo pensaba en si misma.

Había ilusionado a Ginés con mis putos juegos aún cuando yo sabía perfectamente que entre nosotros no iba a pasar nada.

- ¿Puedo entrar? -preguntó su voz débil, casi susurrando. Asentí, dió un paso dentro y cerró la puerta.

Me giré boca arriba en la cama, se acostó a mi lado y me dió la mano.

- ¿te has enamorado antes, Elisa? -negué, suspiró- ¿Por qué?
- Porque el amor es la cosa más horrible que existe, solo hace daño a las personas -las lágrimas se acumularon en mis ojos, había recordado todo.
- ¿Por qué dices eso? -me miró, tomé aire y lo miré de vuelta.
- ¿Sabes por qué mi madre no está conmigo? -negó- cuando tenía 5 años, a mi madre la asesinó un tipo... Por amor. Se enamoró de ella, y cuando ella no correspondió ese amor, decidió darle 5 tiros... Yo estaba presente, yo ví morir a mi madre delante de mis ojos a manos de un imbécil que no tolero no ser amado de vuelta -su cara era tan sorprendida como la de las pocas personas que sabían está historia- por eso no me enamoro, ni dejo que la gente se enamore de mi. Estoy en constante lejanía con todo el mundo pero por alguna razón no me puedo alejar de ti -me abrazó. Lloré de nuevo como niña pequeña en sus brazos.

Odiaba recordar la causa, porque odiaba recordar que sin ella era débil. Fui independiente a la fuerza desde los 5 años, pero yo no quería serlo... Era frágil, era débil, era una niña.

La necesité tanto en su momento como la necesito ahora y daría lo que fuera por poder verla una vez más... Sentir que me abraza y que con su voz preciosa me canta aquella canción que me cantaba de niña... Esa que hablaba de la bondad que había en mis ojos y que me convencía de tenerla.

Porque desde que ella se fue la perdí, perdí toda buena intención en mi alma, perdí la ilusión en la vida y la empatía.

- lo lamento mucho, Elisa -susurró, su voz gruesa me trajo a la realidad- sé que no significa nada viniendo de mi, pero te puedo asegurar que en el mundo hay habrá alguien que te ame como tú mamá te amaba... Y que haberla perdido no es motivo para perderte tú -lo miré a los ojos- te prometo, que no permitiría que alguien te dañara, por dios que no lo haría -me acarició el cabello- somos hermanos, al fin y al cabo, ¿No? -sonrió
- no lo somos -murmuré, puse mis manos en su cuello y le di un beso.

Esta vez, y era un sentimiento extraño, no lo estaba besando para llegar al sexo, ni para provocarlo. Lo besaba por cariño.

Me abrazó bajó las cobijas y me acercó a él, no estábamos tocándonos de piel a piel... Le había permitido tocarme más profundo, me tocaba el alma.

Nos separamos, sus ojos verdes inundaron mis pupilas y llenaron las mías de lágrimas. Porque había sentido en ese beso, y pueden no creerme o llamarme loca, había sentido que su amor el amor más limpio que había pasado por mi vida.

No había malas intenciones, o deseos maliciosos... Era amor, o al menos percibía eso.

Con una de sus manos me acarició la cara sutilmente, sonrió y me besó la frente. Me recargué contra su pecho y cerré mis ojos...

Capaz si era amor, y yo solo lo estaba reprimiendo.

Capaz ya no sabía ni lo que sentía, no entendía nada, no me desagradaba estar así con él. Me sentía protegida, querida.

Volví a sentir que alguien en el mundo se preocupaba por mi, y me gustaba este sentimiento...

Era momento de intentar volver a ser una buena persona, era ahora o nunca.

Lɪᴛᴛʟᴇ sɪsᴛᴇʀ ~ Wᴀʟʟs ʏ Sᴏᴄᴀs (🆃🅴🆁🅼🅸🅽🅰🅳🅰)Where stories live. Discover now