Escuela

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Abrí mis ojos un poco, solo un poco

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Abrí mis ojos un poco, solo un poco.

Mis padres estaban en casa así que no podía tener interacción alguna con ninguno de los dos.

Lastimosamente hoy entraba a la escuela y era otro maldito castigo.

Me puse de pie, observé el uniforme que colgaba de mi puerta del closet. Era una falda roja con una camisa blanca y un saco azul.

Entré al baño por una ducha, abrí el agua caliente y me metí. No sé si seré la una persona demente que adora bañarse con el agua muy caliente. Muuuuy caliente.

Cuando era muy pequeña mi madre se reía de esto, decia que yo era un pollo y que iba a hervirme

Claro que extrañaba a mi madre, todo el tiempo. Había aprendido a vivir sin ella pero nunca aprendí superarla. Nunca la olvido.

Cuando terminé de ducharme salí en toalla dispuesta a vestirme. Sin embargo un rubio en uniforme me interrumpió.

— heyyy —alzó las cejas— ¿Quieres provocarme o algo? —me eché a reír
— ¿Qué mierda haces aquí? —tomé mi uniforme y lo puse en la cama, saqué una braga y un sujetador.
— nada, me vestí pronto y pensé que sería bueno venir a verte por la mañana, no lo sé. —alzó los hombros.

Me acerqué a él y me senté sobre sus piernas poniendo cada una de las mías a sus costados. Me acarició los muslos.

— desde que están mis padres aquí solo puedo pensar en venir de noche a comerte toda —murmuró— te necesito

Con una de mis manos bajé su bragueta, todo esto mientras sonreía y lo miraba a los ojos. Me besó, también lo extrañaba no voy a mentir.

— Chicos! —gritó mi madre, me levanté de prisa, tomé mi ropa y entré al baño— ah, hola Ginés
— buenos días Elena —mencionó él— Elisa está vistiéndose
— venía a avisarles que su padre y yo iremos a la oficina y de ahí nos vamos a Alicante, así que queríamos desearles suerte en la escuela —sonreí.

No podía negar que si bien aún o me acostumbraba a esta nueva vida, me gustaba saber que al menos alguien se preocupaba por mi a pesar de conocerme de nada.

No reemplazaba a mi madre, pero al menos tenía el consuelo de tener alguien.

— genial, bajamos en cuanto termine
— Bien, los veo abajo —acto seguido escuché la puerta.

Terminé de ponerme la falda y salí.

Saqué las medias del cajón y me puse los zapatos.

Me miré en el espejo, me acomodé el moño y me giré a ver a Ginés.

— vas a ser la sensación —sonrió
— ya lo soy, siempre lo he sido —le guiñé el ojo— vamos abajo —salí de mi habitación, Ginés me siguió y fuimos directo a la sala.

Sara estaba ahí con el uniforme puesto, me miró de arriba a abajo y luego volvió la vista a sus padres.

— no tenemos mucho tiempo, pero queremos desearles toda la suerte del mundo —se acercó, me acarició el cabello y besó mi frente— cualquier cosa pueden llamarnos —asentí.

Besó la mejilla de Ginés y volvió al lado de su esposo. Este nos sonrió, tomó las maletas y ambos salieron.

Nos quedamos todos en silencio hasta que escuchamos en auto irse, 5 minutos después Ginés habló.

— ¿Vamos? —me dijo el rubio, asentí.

Sara se levantó y los tres juntos fuimos al auto.

Ginés conduciría esta vez, yo iba detrás y Sara como copiloto.

— ¿Podemos pasar a recoger a Sibel? —dijo Sara, Ginés asintió.
— Tu novia —me burlé, ví a Sara reír un poco y mirar por la ventana
— Yo no tengo novia —dijo Ginés— por qué la niña que me interesa no puede serlo. —me miró por el retrovisor
— Cierra la boca —dije y reí.

Nos detuvimos en una casa muy bonita, Sara llamo por teléfono a Sibel y luego está salió en dirección para acá.

Abrió la puerta y subió

— Hola de nuevo —me dió dos besos en las mejillas.— hola Sara —le sonrió— hola desabrido
— ¿Por qué desabrido? —pregunté, rió
— En México a la gente que es rubia y blanca se les dice "güero desabrido" —explicó— porque es hace falta sabor... O sea, color.
— son tan ingeniosos —reí
— lo sé —respondió— y que tal, ¿Emocionada?
— no, más bien asustada —suspiré
— ¿Por qué? Tus hermanos son la élite de la escuela, todos los conocen. Nadie se metería contigo —negué
— no es eso, es que siento que todos serán niños pijos que saben para que sirven y el nombre de los cubiertos, que son super educados... Y yo soy algo muy... No soy así —apreté los labios
— na Elisa, tranqui, la gente no es así. Además, eres una niña agradable y atractiva, precisamente porque no eres como las demás —por primera vez Sara se dirigió a mi— verás que la gente va a flipar contigo. —me miró— además tendrás a Ginés y Sibel  en todas las clases, no estarás sola.

Asentí, al menos ahora no estaba tan asustada.



— tengo entendido que tenemos un par de nuevos alumnos en el plantel —la maestra me miró— ¿Puedes presentarte? —asentí, me levanté y miré a todos
— Soy Elisa, un gusto —sonreí un poco
— bien, ahora tú por favor —miró un chico medio serio que estaba a un par de bancos de mi, este se levantó y miró a todos
— Soy Javier —volvió a sentarse.
— bien, en el semestre vamos a trabajar en duplas, se estarán viendo semanalmente para entregarse trabajos que evaluarán el uno del otro y esto contará como el treinta por cierto de su calificación —sonrió— yo haré los equipos. —bufé, con  la suerte je yo cargaba seguro me tocaba con alguien que no conocía.

La maestra comenzó a mencionar nombres, yo solo esperaba que el destino fuese bueno y me pudiese con Ginés o Sibel. Pero no

— Ginés Paredes con Sibel Mendez —se miraron entre ellos. Bufé. Ahora sí era seguro que no me tocaba con nadie a quien conociera.— Elisa Paredes —sonrió— con Javier Bonet, los nuevos juntos —rió. Miré para atrás al chico que parecía no tener expresión. Me miró de vuelta y sonrió. Parecía agradable.

Lɪᴛᴛʟᴇ sɪsᴛᴇʀ ~ Wᴀʟʟs ʏ Sᴏᴄᴀs (🆃🅴🆁🅼🅸🅽🅰🅳🅰)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora