Capitulo 34

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Victoria Adams

El dolor que iba creciendo en mi cabeza logró despertarme. Abrí lentamente los ojos y lo primero que vi fue horrible. Oliver estaba frente a mi.

Fue difícil distinguirlo, ya que habían unas almohadas entre él y yo con el único propósito de separarnos.
Parpadeé repetidas veces para acostumbrarme a la luz y después me incorporé en la cama.

Oliver se despertó y se veía desenfocado, tal vez él tampoco entendía qué hago ahí.

Mi mente comenzó a darme imágenes d él anoche anterior y yo solo quería irme a un agujero y no salir de ahí. Los recuerdos eran sencillos, ráfagas de imágenes, una más vergonzosa que la anterior. Rompí una botella de alcohol, lloré y todos me miraban como un jodido alíen y Oliver... me ayudó y... me beso... y luego... luego... ¡Yo lo correspondí! Y lo seguí besando. Mieeeeerda.

No puede ser, por que hago tantas estupideces cuando estoy borracha. ¿Por qué Dios mío?
- ¿Estas bien? -Me dice Oliver, con calma.

- Sí -Respondo frotando mis sienes para aliviar el dolor de cabeza-. Mi cabeza me está matando.

Él se levantó de la cama y fue directo a su armario. Llevaba puesta la misma ropa que la noche anterior. Realmente creí que lo vería en ropa interior. Gracias a Dios no sucedió.
- ¿Y cómo va el remordimiento? -Preguntó con una sonrisa burlona en el rostro. Trágame tierra y expúlsame en Las Vegas.
Se quito la camiseta para ponerse una limpia y no pude seguirlo viendo, así que aparte la mirada.

- Hice muchas estupideces ¿Verdad? -Le digo fingiendo que eh olvidado todo.

- Lo normal -tomó unos pantalones nuevos del armario, abrió la puerta del baño y entró en el. Dios tengo que salir de aquí.

Me levante de la cama y antes de llegar a la puerta me vi en su enorme espejo, el cual colgaba a un lado de esta. Tenía los ojos negros gracias al delineador corrido, mi labial estaba por todo mi rostro y ni hablar de mi cabello.
Tenía toda la ropa en su lugar excepto mis adorados tenis.

Antes de poder actuar, Oliver salió del baño con unos nuevos pantalones y al parecer se echó agua ya que llevaba el cabello húmedo. También necesitaba un poco de agua en la cara.
- ¿Puedo? -Le dije apuntando al baño.

- Claro -Dijo restándole importancia. Corrí al baño y cerré rápidamente. Me mire detenidamente en el espejo y cada vez me veía peor.

Abrí el grifo y me limpié la cara con agua. Con los ojos cerrados tome lo primero que encontré para secarme el rostro, por suerte era una toalla, pero era blanca y después de usarla quedó totalmente negra. Lo siento Oli. Antes de salir del baño me peine y me veía un poco decente.

- Déjame decirte que jamás pensaría que tú -Me dijo en cuanto salí del baño y me apuntó con el cigarro que tenía en la mano-, serías una gran experta en el arte de besar -comentó con una sonrisa juguetona. Oh Dios.

- ¿De qué hablas? -dije intentando parece confundida.

- Se que lo recuerdas, no lo niegues -Encendió su cigarro y comenzó a fumarlo. Me miró directamente a los ojos intentando allanar mi alma.

- De acuerdo, sí lo recuerdo -Dije derrotada. Odio que me vean directamente-. Pero fue un error, mira cómo te explico... cuando estoy borracha hago cosas que realmente no quiero hacer y pues, besarte era la cosa que más me daba repulsión.

TóxicoWhere stories live. Discover now