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Joel


El sonrojo en el rostro de Erick se siente al instante, mis mejillas también arden, ya que aquello salió sin que ni siquiera lo pensara.

—¿B-bebé? —Cuestiona, no sé qué decir—. No te parece que es un poco rápido para llamarme así, Joey...

—Yo... —Reacciono—. No era mi intención, se me escapó.

Erick se mantiene en silencio y una cierta incomodidad se genera entre ambos.

No me gusta que haya eso, yo quiero hablar con él sin ninguna incomodidad, quiero estar bien a su lado.

—Bueno... fue sin querer —Aclaro, Erick asiente—. Entonces... ¿Vendrás a limpiar mi habitación?

El ojiverde al instante me mira mal, por lo cual ríe, él también lo hace segundos después, es como si así liberaramos toda esa tensión que se había generado entre nosotros.

—Tu deberías venir a limpiar la mía —Acusa, niego al instante.

—Tú acabas ya de limpiarlo —Respondo, Erick ríe.

—Lo puedo volver a ensuciar —Anuncia, río.

—Y lo volverás a limpiar tú de nuevo, mucamo —Repito, el ojiverde rodea los ojos y sonrío—. Así que mañana irás a verme a mi trabajo...

—Sí... ¿seguro que sea buena idea? Estarás ahí, trabajando —Dice, río.

—Obviamente, Erickin, es lo que se hace en el trabajo, trabajar —Le recuerdo—. Pero tranquilo, me haré tiempo para tí.

—Oh, que afortunado que soy —Bromea, río nuevamente.

Continuamos hablando y vuelvo a sentir aquella sensación, de que todo está increíblemente bien, es como si desapareciera de los problemas y de las cosas que me atormentan.

No importa si el día no es lindo, estando junto a la persona que te importa, todo estará bien.

Porque sí, Erick lo es para mí, ya que prácticamente lo ví crecer a lo largo de estos 10 años.

Y... cada vez está más bonito.

El ojiverde es llamado por su madre, por lo cual se despide levantando la mano y desaparece por la puerta de su habitación.

Me mantengo allí, pensante.

¿Por qué cada vez me emociono más por hablar con él?

«¿Te gusta alguien?» Me cuestiona Zabdiel por mi mente, una y otra vez.

No... ¿o sí?

Suspiro cansado, y salgo del marco de la ventana para así recostarme en mi cama.

El sueño no llega, sin embargo me quedo allí, estático, con los ojos cerrados y la cara enterrada en la almohada, como si aquello callara mis pensamientos, cuando en realidad me provoca pensar más en ellos.

—¿Te... gusta? —Susurro para mí mismo cuando siento por fin el cansancio llegar, y mi vista se va volviendo oscura.



—¡Para! —Grita mamá, siento mi corazón verdaderamente acelerado mientras corro hacia la habitación como ella me dijo.

Oigo algo romperse, como si se tratase de un objeto de vidrio chocando contra la pared.

Las lágrimas caen por mis ojos al cerrar la puerta de mi habitación y escuchar más gritos.

Miedo.

Mi Vecino || JoerickWhere stories live. Discover now