Mi Vecino || Joerick

17

Joel

Amo hablar con él.

Las charlas con Erick se sienten diferentes que la de los demás, es como si me llamara toda la atención lo que sea que salga de su boca, aunque lo mismo no tenga mucha importancia en realidad.

Él realmente me importa.

—Bueno... me aburro —Dice, río mientras asiento.

—Yo también —Respondo.

Nos mantenemos en silencio por unos segundos hasta que el ojiverde decide terminar con aquello.

—¿Mañana trabajas de nuevo? —Pregunta, asiento.

—Ya deberías saberlo, acosador —Inquiero, Erick se sonroja al instante por lo cual río—. Sí, mañana vuelvo a trabajar, pero me quedaré horas extra.

—Entiendo... —Dice, le guiño un ojo.

—¿Querías volver a salir conmigo, ojitos? —Pregunto, Erick niega nervioso.

—No es eso, digo, estuvo genial salir contigo... —Aquello último lo intenta susurrar agachando la mirada, pero no le funciona ya que lo escucho igual.

—También estuvo genial salir contigo, Erickin —Respondo, el chico vuelve a levantar la mirada y sonríe.

Volvemos a mantenernos en silencio, pero no por mucho tiempo ya que de cierto modo soy masoquista y quiero saber más a cerca de ese tal Christopher.

—Y... ¿cómo es él? —Cuestiono, Erick alza el ceño—. Tu amigo, el que te gusta.

—Ah, ese...

—¿Qué? ¿Hay otros? —Pregunto, Erick niega y ríe.

—Christopher es lindo, de tez blanca, labios carnosos con forma de corazón y un hermoso sentido de humor —Habla, cada cosa que dice duele, pero por alguna razón quiero saber más—. Pero no funcionaría.

—¿Por qué? —Cuestiono, Erick se mantiene en silencio.

—Sabemos mucho el uno del otro como para estar en algo —Avisa, asiento y mi sonrisa vuelve a aparecer.

—Entonces... ¿Quisieras estar con otro chico? —Pregunto, Erick alza el ceño.

—¿Con quién?

Conmigo, juro que te haría verdaderamente feliz.

—No sé, solo digo... —Respondo mirando hacia la luna.

Arreglo mi bandana rosa y libero un suspiro.

¿Por qué debes ser tan lindo, Erickin?

—Y tú... ¿Tienes novia? —Pregunta, niego al instante.

—Ninguna chica llama lo suficiente la atención —Respondo, Erick alza el ceño.

—¿Por qué?

Porque ninguna de esas chicas son tú.

—No lo sé, supongo que tarde o temprano aparecerá alguien que lo haga —Respondo, y luego le sonrío—. Y Erick...

—¿Sí? —Cuestiona, mirándome con una sonrisa.

—También me gustan los chicos —Respondo al mismo tiempo que le guiño un ojo.

Erick mantiene en silencio, estupefacto. La sonrisa en su rostro desaparece por unos segundos por lo cual alzo el ceño.

¿Dije algo malo?