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Joel

Erick es una de las personas más importantes para mí.

Siempre lo supe.

Cada vez que noto al chico triste o decaído, todo a mi alrededor comienza a desmoronarse, y la necesidad de volverlo a hacer feliz aparece.

Pero... cuando él ya se encuentra feliz de por sí, es como si todo a mi alrededor brillara.

Y él es la luz que más ilumina en este lugar.

Lo veo tomar un sorbo de su capuchino y río levemente al notar como el mismo provoca que le quede un poco en el contorno de sus labios.

Erick parece notarlo y abre los ojos, para luego sacar su teléfono y mirarse con la cámara. El chico ríe y se lo saca con una servilleta.

Verlo en un lugar como este, me transporta a años atrás, en aquella cafetería donde comenzó nuestra primera cita.

El mismo día de nuestro primer beso.

Aquello me llena de nostalgia, extraño aquel lugar con mi alma, y aunque muchos crean que eso es imposible, para mí no.

Hay algunos lugares que nos marcaron tanto, que siempre quedarán atrapados en nuestra mente, y así, en nuestro corazón.

—Eres lindo —Halago, noto como las mejillas de Erick se ponen coloradas y aparta la mirada.

Amo que a pesar del tiempo, siga logrando aquello en él.

—Tú también —Dice, asiento con la cabeza y el chico ríe—. Ese autoestima, ¿eh?

—¿Qué puedo decirte? Tengo mi encanto —Respondo, para luego reír levemente—. Además, si el chico más importante de tu vida te lo dice, debes creerlo.

—¿Soy el chico más importante de tu vida? —Cuestiona Erick, sonrío ampliamente.

—¿Aún lo dudas? —Pregunto, el ojiverde solamente se dispone a responder con una sonrisa.

Nos mantenemos en silencio unos minutos mientras nos disponemos a tomar nuestros capuchinos. Richard viene a preguntar si necesitamos algo más y negamos por ahora.

—¿Nos tomamos una foto? —Cuestiono, Erick asiente y luego niega, río—. Tranquilo, no se repartirá la misma historia.

Sé que tiene miedo de que cuando ella se vaya de nuevo a trabajar a otro país, me vuelva a separar suyo, pero no lo haré.

El ojiverde asiente dudoso y me levanto de mi silla, para luego así sentarme a su lado.

Tomo una foto a penas Erick sonríe, y luego otra dejando un beso en su mejilla.

—¿Podemos tomar otra? —Cuestiona el ojiverde, nervioso, asiento y aprieto el botón dejando el temporizador.

Antes de que el tiempo llegue a cero y la foto se tome, siento como Erick gira mi cara con su mano y deja un beso en mis labios.

Mi corazón late con fuerza al suceder aquello, mis piernas tiemblan, y una tremenda emoción crece en mí.

Muy rara vez Erick es quien decide tomar la iniciativa, lo cual provoca que cada vez que lo hace, todo adentro de mí se ilumine.

Él provoca que toda mi vida esté iluminada.

Noto como sus mejillas se encuentran encendidas, al igual que las mías, las cuales arden. Río por aquello y él se suma unos segundos después.

Mi Vecino || JoerickWhere stories live. Discover now