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Joel

No hablar con Erick me duele realmente, pero aún estoy enfadado con él.

Me mintió y ocultó mil veces cuando le preguntaba qué le sucedía.

Lo gracioso es que lo hizo justo antes también de enterarme la verdad por medio de un mensaje.

¿Un viaje? ¿Realmente tenía pensado irse sin despedirse?

Al llegar a casa, aquella respuesta se responde por sí sola.

Abro la puerta de mi hogar y noto un silencio absoluto, la mayoría de las luces se encuentran apagadas menos la del comedor.

—¿Hola? ¿Mamá? —Cuestiono yendo hacia allí.

Al llegar noto que se encuentra de espaldas a mí, sentada en la silla y sollozando.

—¿Ma? —Pregunto, ella se quita las lágrimas velozmente y gira para mirarme.

—Joel, llegaste —Dice, asiento confundido y antes que pudiera decir algo más ella simplemente se levanta y me abraza.

La oigo sollozar unos minutos hasta que por fin pueda decir qué sucede, cuando lo hace veo mi mundo derrumbarse en cuestión de segundos.

—¿Qué pasa? —Pregunto, ella se separa levemente y me observa.

—Se fue —Suelta, y no es necesario decir absolutamente nada más que ya sé a quién se refiere.

Me separo negando y subo velozmente hacia mi habitación, donde a penas abro la puerta miro hacia la ventana.

Las lágrimas se acumulan en mis ojos al notar que algunas cosas de su habitación faltan, los muebles siguen allí, pero no se encuentra el montón de mangas que deja a un costado de la habitación, ni el cuadro que había en su mesa de luz.

Él se ha ido.

—N-no se despidió —Digo, sintiendo como una lágrima cae por mi mejilla.

Miles de recuerdos pasan por mi cabeza, hasta incluso antes de hablar con él, todas las veces que lo miré disimuladamente y notaba que él se fijaba en mí.

Duele, duele demasiado.

Miro hacia mi cama dispuesto a acostarme y simplemente encerrarme en mi mundo, hasta que noto que al lado de la misma, encima de la cómoda se encuentra una carta, con algo escrito allí.

"Mi vecino"

Siento mi corazón acelerar mientras miro hacia la puerta y noto que aún se encuentra abierta, por lo cual simplemente la cierro con seguro y me siento en mi cama con la carta entre manos.

Me quedo observándola, sin saber exactamente si debo leerla o no, debatiéndome mentalmente qué hacer en este preciso momento.

Entonces, tomando una larga respiración, la abro.

Noto que la hoja dentro de esta se encuentra muy perfectamente doblada, así que lentamente voy desenvolviéndola hasta que se pueda ver con claridad el texto.

"Sé que esta no es una despedida justa..."

Mi corazón se acelera al instante por lo cual debo soltar un suspiro y tratar de calmarme, aunque eso sea realmente imposible.

Entonces, simplemente me si dispongo a leer.

"Sé que esto no es una despedida justa. Probablemente me estés odiando en este preciso momento, pero aunque no pueda mirarte a la cara y decírtelo, trataré de decirlo todo aquí.

Mi Vecino || JoerickKde žijí příběhy. Začni objevovat