Mi Vecino || Joerick

16

Erick

La salida con Joel se puede catalogar como una de las experiencias más bonitas y perfectas que he vivido.

Él es perfecto.

El rizado se ha portado de la mejor manera conmigo a lo largo del día, lo que me da esperanzas a que sigamos saliendo así, solo nosotros dos.

—¿Por qué tan sonriente? —Cuestiona mamá desde el sillón de casa sin ver el peluche que tengo entre mis manos.

—¿Eh? Nada —Digo caminando hacia las escaleras.

Subo estas velozmente y me encierro en mi habitación.

¿Por qué tan sonriente? Pues porque el amor de mi vida me está prestando atención.

Me recuesto en mi cama y dejo el peluche allí, se me hace verdaderamente bonito.

Como él.

Los recuerdos de este día no dejan mi mente ni siquiera cuando cierro los ojos, todo se reproduce una y otra vez, haciéndome sonreír.

Estoy perdidamente enamorado.

Y sé que esto fue una salida solamente de amigos y no debo crearme falsas esperanzas, pero se me hace verdaderamente imposible cuando se trata de él.

Literalmente toda mi vida le presté atención solo a él, los otros chicos que me hablaban terminaban rechazados por el simple hecho de que nunca iba a sentir algo igual como lo que siento por él.

Joel Pimentel es único.

La noche llega lentamente, y al hacerlo me levanto para ir a la sala a cenar.

Mamá se encuentra preparando la comida aún en la cocina, por lo cual me dispongo a sentarme en el sillón y mirar el televisor.

No puedo poner anime ya que ella está aquí y si bien les gusta algunos, el hecho de que esté la mayor parte de mi tiempo viéndolos la altera un poco.

¿Por qué? No tengo idea.

Me quedo mirando la película de búsqueda implacable por octava vez ya que por alguna razón en el cable repiten ochenta veces las mismas películas a lo largo de la semana, y me entretengo así hasta que mamá termine de cocinar.

Al hacerlo, cenamos en la mesa de la sala y ella allí decide hablar.

—Lindo peluche el que trajiste hoy —Dice, asiento sonriendo.

—Sí... —Respondo nervioso.

—¿Te lo regaló Joel? —Cuestiona, asiento y ella sonríe.

—Lo ganó en uno de esos juegos de feria que hay en una plaza cerca de su casa —Digo sonriendo—. Es un Deku de Boku No...

—Ya lo sé —Avisa, frenándome—. Ves todos los días ese anime, aunque algunos capítulos sean repetidos.

—No es mi culpa que estén buenos —Le recuerdo.

—Y no es mi culpa tener un hijo tan otaku —Bromea comenzando a reír ella solamente.

Me mantengo en silencio esperando a que termine, y cuando lo hace regresa al tema de Joel.

—Es lindo —Dice, y luego levanta sus cejas una y otra vez—. ¿Ya son novios?

—Eh... —Mis mejillas comienzan a arder—. ¿P-por qué lo seríamos? Solo somos amigos.

—Pero te gusta —Acusa.

—De repente no tengo hambre —Digo, mamá ríe.

—Bueno, bueno, dejaré de hablar de eso. ¿Cómo te va con los estudios? —Pregunta, continuo levantándome de la mesa.