Capítulo 9

7.7K 862 77
                                    

—Hay una gran probabilidad de que sí estén aquí, ¿no sería mejor venir con alguien más? Estamos solos.

—No me digas que les tienes miedo, Lía. Son solo niños.

—No son solo niños, y no, no tengo miedo, pero tampoco soy estúpida, las cosas podrían salirse de control y somos dos, Luzbel. Dos.

—Solo venimos a ver, posiblemente ni encontremos nada como para ir por ayuda.

—Si las cosas se salen de control voy a irme y te dejaré aquí, ¿entiendes?

—Entiendo. 

Entramos al abrigadero por una de las ventanas.

El lugar que siempre fue luminoso y era lo único que estaba bien mientras todo moría, hoy es nada.

Permanece oscuro, aislado y olvidado. Es la única cosa que al parecer los ángeles no han querido quitar. Y alguna persona decidió restringir picando con clavos maderas a las ventanas y cualquier lugar por el que se pudiera entrar.

Ambos miramos todo alrededor, sin embargo no hay nada importante.

Me adelanto a salir y Luzbel me sigue en silencio.

Ya no sé exactamente qué cosa estamos buscando, a los híbridos o a los niños.

Salimos al antiguo vestíbulo, que ahora está totalmente lúgubre.

No hay nada, todo está como la última vez que entré aquí.

—¿A dónde vamos? — pregunto sin seguir caminando.

—No lo sé... tal vez deberíamos de ir al laboratorio, supongo que algo debemos de encontrar por ahí.

Doy una ojeada más al lugar y acepto, me giro hacia la puerta del laboratorio y camino hacia allá.

No estoy muy segura de encontrar algo ahí, pero de todas formas veremos.

Abro la puerta de cristal y miro antes de pasar.

Las luces están totalmente apagadas, por lo que el lugar está en completa oscuridad, y de seguir siendo humana no podría ver nada en absoluto.

—¿Por qué nadie ha venido a quitar todo esto? — pregunto en voz baja entrado al pasillo.

—Nadie le ha tomado demasiada importancia a esto, es irrelevante por el momento.

—Tal vez.

Me apresuro a llegar al final de pasillo sin decir nada más. Como siempre, veo ambos lados sin saber si debo subir o bajar.

—Bajemos — decide Luz.

Acepto y me voy a las escaleras deprisa. No oigo ningún ruido extra al que nosotros hacemos, y eso no me agrada demasiado, pues significa que no hay nada aquí adentro y tendremos que seguir buscando todo por otro lado.

—No hay nada aquí — susurro una vez que llegamos abajo.

—Al parecer no.

—Tal vez deberíamos buscar en el resto del lugar, pero... no lo sé, no tengo demasiadas esperanzas en esto.

—Creo que no. Posiblemente si algo se quedó aquí se haya ido hace tiempo, después de todo este lugar lleva meses abandonando... no creo que nadie se quedara, ni siquiera unos niños, son demasiado inteligentes como para solo esperar su muerte.

—Y si los otros estuvieron aquí, claramente ya se fueron, sería imposible que ellos siguieran aquí.

Ambos hemos caminado aún, estamos donde las filas de niños permanecían cuando salvé a mi hermana.

Edén Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora