Capítulo 22

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Toco el timbre y esperamos inmóviles a que la puerta sea abierta.

Escucho los pasos de Kate acercarse y abre sin mirar o preguntar quién ha tocado.

—Hola — saluda con voz aliviada y se hace a un lado para dejarnos pasar.

—¿Cómo está todo? — pregunto entrando y quedándome a su lado.

—Supongo que está todo bien.

Rafael aparece en el vestíbulo y casi me da risa mirarlo

Trae puestos unos pantalones grises holgados, un suéter que por más imposible que parezca le queda grande, y unas pantuflas.

—Ni yo me atreví a tanto — se burla Luzbel mirándolo —, en serio, prefería estar desnudo.

—¿Quieres callarte? — se queja Rafael y termina de acercarse a su hermano.

—Ya veo que Kate te ha pegado su look de casa — digo acercándome igual.

—No me quejo, es cómodo.

—Lo parece.

—Hemos venido a verte — agrega Luzbel.

—¿Qué tienen de nuevo?

—Si te contase todo te sorprenderías.

—Hmm... eso suena sospechoso y quiero saberlo.

—Alguien nos hizo una visita anoche.

—¿Quién?

—Azazel.

—¿Qué quería?

—Pues por más increíble que parezca, quería darnos información.

—¿Información de qué?

—De Angelus principalmente. Y algunas cosas extras de Uriel.

—¿Puedes hablarlo?

—Por supuesto, si no pudiera no estaría aquí.

—Entonces dime.

—Angelus está bien. Aunque ni nosotros podemos creerlo lo están cuidando. Sin embargo no está en el abismo como pensábamos, Uriel no está cuidando de él porque al parecer sabía que sería fácil para nosotros recuperarlo.

—¿Y quién lo tiene? ¿Lilith?

—Así parece, pero no. ¿Recuerdas a Aram? Al niño que hicieron pasar por mi hijo.

—Lo recuerdo.

—¿Y recuerdas a Aixa?

—¿La rival de Lía?

—Así es.

—La recuerdo.

—Bien, pues ellos dos están haciéndose cargo de Angelus.

—¿Son los mismos idiotas que salvaron a Uriel cuando estábamos a punto de matarlo? — pregunta Kate reuniéndose con nosotros y dándole una taza negra a Rafael.

—Así es — acepto.

—Deberías probar esta cosa — inquiere Rafael dándole un sorbo a la taza —, es la mejor bebida que puedas probar en tu vida. Me pregunto como es que no tienen de esto allá arriba.

Luzbel le quita la taza sin pedir permiso y da un trago.

—Sabe bien... ¿sabes? Haría un buen contraste si combinases un poco de vino con esto.

—Siento interrumpir su reciente descubrimiento del café, pero hablábamos de Uriel — les interrumpo.

—Cierto. ¿Y luego qué? ¿Por que ellos dos tienen al niño?

Edén Where stories live. Discover now