Capítulo 34

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—¿Quieren guardar silencio, por favor? — pide Luzbel un poco irritado de que sus hermanos no se callen —, sé perfectamente que esto suena a una locura y todos están volviéndose locos por la noticia, pero creo que quieren saber quién de ustedes es el ángel, y si no se callan nadie va a saberlo.

Los ángeles por fin hacen caso y se callan.

Luzbel ha hecho que todos vengan a la tierra un momento para descubrir quién es el padre de Mihaíl, aunque eso se los dijo hasta que llegaron aquí.

—Bien — continúa —, nosotros tampoco sabemos quién es el padre de este chico, pero estoy seguro que el responsable lo sabrá.

Luzbel camina hacia donde el bosque comienza, justo donde Mihaíl permanecía oculto mientras Luzbel controlaba las cosas.

El chico sale a la luz, aunque con la cabeza gacha, haciendo que los ángeles que tengo enfrente busquen su rostro con frenéticos nervios.

Mihaíl llega a mi lado, y tras respirar profundamente alza la vista.

Tanto el chico como los ángeles se observan rápidamente en un intento de saber quién es el elegido.

Miguel se queda paralizado una vez que le mira, y cuando veo el estado de Mihaíl me doy cuenta que es el mismo.

El arcángel rompe la fila de ángeles y camina hacia nosotros lentamente y sin poder creer lo que ocurre.

—Eres mi hijo — susurra una vez que está frente al chico.

Miguel le saca media cabeza, sin embargo son idénticos. El cabello del chico es solo un poco más oscuro que el del arcángel, pero sus ojos azules y las facciones de su rostro son iguales.

Ambos siguen en un transe sin poder terminar de asimilar lo que está ocurriendo, y cuando miro al resto de ángeles tienen los ojos encima de estos, casi tan impresionados como los dos.

Miguel es el primero en reaccionar, y tal como Luzbel lo dijo, no actúa de mala gana.

Jala del hombro a Mihaíl y termina abrazándolo.

Lo hace con cariño, sin la menor señal de odio o repulsión, tal parece que esto es un reencuentro, igual a cuando vuelves a ver a tu hijo luego de meses de separo.

Solo que ellos apenas se han conocido.

—Esto es tremendamente conmovedor — interrumpe Luzbel luego de dejarlos un minuto abrazados —, pero hay cosas por hacer.

—Claro — reacciona rápidamente Miguel y se separa de su hijo —, tal vez... tal vez ustedes deban irse, creo que necesito más que un momento con mi... mi hijo — dice con cierta dificultad, pues entiendo que debe ser complicado llamarle hijo a un chico que apenas conoces, no tenías ni idea de su existencia y ya está de tu tamaño.

—De acuerdo — Luzbel asiente sin la menor oposición y centra su atención en el resto de nosotros, alejándose del par y haciendo un gesto para que todos volvamos a edén de una vez.

Doy una última mirada a Mihaíl mientras camino, y le sonrió cuando me mira. Un tanto nervioso regresa el gesto y yo llego con Luzbel.

—¿Sabías que era él? — pregunto refiriéndome a Miguel.

—Tenía mis sospechas... son muy parecidos, aunque, Miguel y Gabriel se parecen, por eso mismo no estaba seguro.

—Pues está resuelto — confirmo aliviada —, ¿alguna otra cosa que no hayamos terminado de resolver?

Luzbel se voltea a mirarme y me sonríe con dulzura.

—Ninguna — acepta igual de aliviado que yo de que por fin podamos quedarnos quietos en un solo lugar —, bueno — inquiere —, solo una.

Edén Where stories live. Discover now