Edén

Capítulo 32

Luzbel está tremendamente metido en su papel de padre amoroso y atento, cosa a la que por más que intento acostumbrarme, a veces me cuesta un poco de trabajo.

Hemos pedido comida a domicilio, y aunque planeaba ser yo la que alimentase a Angelus esta vez, Luzbel no me dio ni tiempo de ocupar el puesto y se lo ha quedado él como siempre.

Le limpia la cara y parece no importarle que el niño le ensucie la ropa accidentalmente.

—Rafael está aquí — avisa por lo bajo y un momento después escucho unos golpes en la puerta.

Me pongo de pie antes de que alguien más lo haga y me aproximo a la puerta.

—Hola — saluda tranquilo y le veo vestido parecido a nosotros, algo que no llama mucho la atención de los humanos.

—¿Vienes solo? — pregunto buscando a Kate cerca, pero no la veo.

—Kate está su casa, prefirió hablar a solas con su madre.

—Entiendo... pasa — pido haciéndome a un lado y dejando que entre —, ¿sabes algo de Azazel?

—No. Nadie sabe nada, él habló completamente a solas con mi padre, no se dejó a nadie adentro del salón mientras hablaban.

—¿Dejaron a papá solo con él?

—Mi padre lo decidió así, pero no te preocupes, él está bien, no ocurrió nada, Azazel ha salido de edén desde hace un rato.

—¿Entonces es un misterio lo que hablaron?

—Así es, nadie lo sabe, y por lo que veo, Azazel no habló de lo que habló con ustedes, pero no tengo idea de qué lo hizo entonces.

Entramos a donde estaba antes de ir a abrirle la puerta a Rafael, todos siguen en su lugar, pero nos miran cuando vamos llegando.

—¿Qué ha ocurrido? — pregunta Luzbel dándole una mirada rápida a su hermano.

—Pues nada — responde someramente sin dar más información a los "desconocidos" —, pero todo está bien.

—¿Mi padre está bien?

—Lo está, Azazel se ha ido.

—¿Quién es tu amigo, Lía? — pregunta mi padre.

—Es hermano de Luzbel — informo.

—Ah, entiendo.

—Es mi hermano Rafael — termina Luzbel.

—Ambos tienen nombres de ángeles...

—A mi padre le gustan los nombres celestiales — explica Luz sin dar más información, pero es suficiente para que mi padre no pregunte más.

—Pasa, siéntate — pide mi madre al arcángel —, eres el novio de Kate, ¿no?

—Así es — acepta muy sonriente y se sienta donde le ha dicho mi madre.

—¿Y dónde está?

—En su casa, tenía cosas que hablar con su madre.

—Espera... ¿tú eres el padre de el pequeño? — pregunta mi padre referente a Angelus.

—Ah, no — niega casi a punto de reírse —, si le dijeron que era hijo del hermano de Luzbel, mira al hermano equivocado.

—¿Cuántos hermanos tienen?

Ambos arcángeles intercambian miradas con complicidad.

—Unos cuantos — decide Luzbel sin dar cifras específicas.