Capítulo 16

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Vuelvo a darle unos golpecitos al cristal esperando lograr mi propósito.

Veo un ligero movimiento dentro, por lo que vuelvo a hacer ruido.

Luego de unos segundos por fin veo que está de pie.

—Aquí afuera, bestia — me quejo.

Kate abre entonces la ventana aún adormilada.

—¿Lía?

—¿Quién más?

—¿Qué estás haciendo aquí? — pregunta tallándose los ojos.

—Vine por ti.

—¿Qué? — pregunta más despierta.

—Sal, nos vamos.

—¿A dónde vamos?

—No hagas preguntas y vámonos.

—Pero...

—Ahora, Kate, sal — presiono para que salga ahora que no está tan consciente de lo que hace.

Kate vacila antes de salir y mira hacia atrás de ella.

—Son las tres y cuarto de la mañana, Lía.

—Joder, sales o te saco — amenazo exasperada, y por fin la veo salir.

—Maldición, ni siquiera sé porqué estoy saliendo por mi ventana — comienza a quejarse —, seguro es un sueño extraño donde terminaré volando por mi cuenta.

—Lamento que sea lo contrario — digo abrazándola y alejándonos del lugar.

—¡Mierda! Mierda... esto es real — nota aferrándose a mí.

—Claramente.

—¿Por qué haces esto? ¿A dónde crees que me llevas?

—Shh — le callo, pues está gritando —, no voy a llevarte al infierno, eso es obvio.

—No puede ser, Lía, tengo que volver, mañana tengo que ir a la escuela y...

—Bien, te iré a dejar a la escuela por la mañana si así lo quieres, ahora calla que no pienso regresarte a casa.

Kate me obedece y termina guardando silencio.

Continuamos el camino de esa forma, aunque en momentos siento que me sostiene con más fuerza y miedo.

Vuelo en silencio por el lugar, dirigiéndome a donde estaba antes de salir por mi amiga.

Me mantengo volado un poco lejos, mirando todo alrededor, cerciorándome de que no haya nadie cerca cuando entre.

Una vez que no veo nada de movimiento me apresuro a descender, aterrizo en la adentrada y nos meto silenciosamente al palacio.

—¿Qué es esto...? — pregunta Kate sorprendida del lugar en el que está, sin embargo la tomo de la muñeca y camino tan rápido como puedo hacia las escaleras.

Subimos de dos en dos escalones y por fortuna no nos topamos a nadie en el camino.

—Y qué — oigo una voz —, ¿me quedo cruzado de brazos? ¿O bajo a darles la bendición?

Hago a un lado a Luzbel y paso a Kate frente a mí, empujándole hasta que Rafael la tiene en los brazos.

—Bien, aquí está, ahora ustedes dos vayan a encerrarse y arreglar lo que tengan que arreglar — les digo.

—Rafael... — nombra ella con cara de estúpida y estoy segura que puedo ver su baba desde aquí.

Rafael la mira a los ojos casi con cara tierna, y estoy esperando que la bese cuando termina tomándole el rostro con una mano.

Edén Where stories live. Discover now