Capítulo 18

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Narra Aitana

Me siento a desayunar con mi madre.

Es un hábito que solíamos tener. La familia. Los cuatro juntos por las mañanas, antes de que mi hermana y yo fuéramos al bachillerato y mis padres a trabajar.

Pero ahora somos dos.

- ¿Y esa cara? – pregunta mi madre.

Si habla de la cara de tonta que se me pone cuando leo un mensaje de Luis, pues, yo me pregunto lo mismo.

Luis

Eva pregunta por ti.

El otro día amenazó a María con cortarse el flequillo.

- ¿Qué cara?

Aitana

No será que utilizas a tu adorable sobrina como coartada para hablarme... ¿o sí?

Luis

Vale, me has pillado

Río

- Esa cara. – insiste mi madre con una sonrisa en la suya.

- Ay, Mama, es mi cara de siempre.

- Claro...

Luis

Pero, es verdad. Ya verás cómo la liará en el segundo en el que encuentre un par de tijeras.

- Oye, en unos días es el cumpleaños de tu abuela

Mis ojos dejan el móvil para encontrarse con los de mi madre.

- Dime que no tengo que verla. – suplico

- Aitana... está muy mayor. No sabemos cuántos cumpleaños nos quedan con ella.

Me sabe mal por mi madre pero es que mi abuela tiene alzheimer, y las últimas veces que la vi no paraba de confundirme con mi hermana.

Y si ya era molesto cuando me confundían con ella a mi lado.

Es aún peor sin ella a mi lado.

- No sé si podré, Mama.

- Te entiendo, no te obligaré. Pero, me gustaría que lo pienses. Aunque sea que te vengas conmigo a visitarla solo para saludarla. Si quieres te puedes ir cuando quieras tú.

- Vale, me lo pensaré.

Siempre quise mucho a mi abuela. Y sé que es una persona muy importante para mi Mama, ya que es hija única y su madre y yo somos todo lo que le queda.

Una vez en la tienda, Luis me pide la dirección como había prometido.

No tarda más de una hora en aparecer por la puerta.

- Buenas tardes , ¿lo puedo ayudar en algo? – le pico mientras se acerca a mí con una básica negra y unos vaqueros.

Me mira, divertido.

- Hola, sí. Estaba buscando una guitarra para mi sobrina. – sigue la broma.

Me cruzo de brazos en frente suyo y me hago la pensativa.

- Tiene cinco, es muy mona y si vuelvo a escuchar el nombre "Aitana" de su boca puede que me vuelva loco.

Río y él también lo hace.

- Hola. – me saluda de nuevo mientras agarra mi cintura con una mano y con la otra acaricia mi mejilla.

- Hola – repito antes de que se agache y me bese.

Piezas RotasWhere stories live. Discover now