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Capítulo dedicado a Leibts, quien el 24 cumplirá años 🌚 ¡Felicidades adelantadas, querida! Y que cumplas muuuuuchos más. 


BRILLO


—¡Por la Virgen María!

Esa era Sol al enterarse de lo que ocurrió en la biblioteca.

Habíamos quedado de juntarnos después de clases en la cafetería de la academia, el mismo sitio donde le conté que había ganado la beca, la misma a la que habían llegado Dalia y la otra chica rubia. Sin embargo, como íbamos a hablar de dos chicos a los que Sol temía mencionar, decidimos juntarnos en su casa.

¡Solange! —reprendió su madre al escucharla. No me sorprendió, la verdad, Sol había gritado demasiado fuerte— ¿Qué hablamos de usar el nombre de Dios en vano?

—No estoy usando el nombre de Dios, mamá —se defendió ella, blanqueando los ojos—. Mi mamá exagera todo.

—Tú lo haces más.

—¿Por qué?

—Siempre chillas así cuando algo pasa —dije—. Eres una dramática.

—Es que... —empezó a dar vueltas sobre su cama aferrada a su almohadón con forma de cerdito. Yo tenía uno igual con forma de gato—. No puedo creer que hayas dado tu primer beso —explica bajando la voz, sin dejar de revolcarse en la cama—. Y con Seth... Ah, muero. Es que él tiene ese aspecto de besar bien.

De manera inconsciente toqué mis labios y los acaricié, rememorando la sensación que sentí al besarme con Seth. Sol lo notó y formó una mueca juguetona que me hizo sentir acorralada.

—¿Estuvo bien?

—No lo sé; fue el primero, no puedo compararlo con algún otro que tuve.

—Pero ¿te gustó la sensación que provocó o algo así?

Necesité aferrarme a otro almohadón para hundirme y escapar de su pregunta. Sol se percató de mis intenciones y trató de quitarme el almohadón para descubrir mi cara hundida en todo aquel espumoso algodón. Al ver que no cedería tan fácil, empezó a darme golpes con el cerdito.

—¡Vamos, responde! ¡Quiero saber todo!

—¡Ya, ya! Sí, me gustó —confesé, estando al límite de sufrir una contusión. Eso bastó para que Sol se apiadara de mí y dejase de golpearme—. Qué agresiva te pones cuando quieres saber algo, Sol —acusé mientras me arreglaba el cabello. A veces dudaba quién era la mayor de la dos.

—Es que tú siempre cuentas las cosas a medias, y sabes que este tipo de cosas me interesan.

—Pues contrólate —resoplé. Arrepentida, me amiga me ayudó a peinarme—. Y sí, me gustó. La sensación que provocó el beso fue... buena.

—¿Solo buena? —La doble insinuación en su tono de voz me sacaron una sonrisa— No despertó más cosas.

—No, ¿por qué habría de hacerlo? Es decir, estuvo bien, me hizo sentir cosas nuevas y cuando lo miré a los ojos sentí que realmente podría haberme perdido en una eternidad besándonos. Pero sé que Seth no me gusta, que sentí todo eso porque fue mi primer beso. Nada más.

—Me alegra que seas consciente de eso. Digo, estar enganchada a una persona como Seth debe ser horrible, porque sabes que es un mujeriego y nunca irá en serio con nadie.

LA OPCIÓN CORRECTA EAM#1 | A la ventaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora