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LO QUE VIENE DESPUÉS


—Tierra llamando a Drey, Tierra llamando a Drey. ¿Estás ahí?

Sol agitaba su mano sobre mi cara. Su cuerpo inclinado y la expresión intrigante. Mi amiga —porque, pese a ser consciente de su bando, lo era aunque no como antes— lucía radiante. Se había armado una coleta alta que exponía parte de su cuello, el cual era rodeado por una bufanda roja de lana, de esas que veías en una revista y añorabas tener. En sus orejas podía ver sus aros con forma de sol, un detalle adorable teniendo en cuenta mi apodo hacia ella. En la curva del cartílago, un hélix lo decoraba. En el internado siempre había sido demasiado miedosa para hacerse agujeros en la oreja prometiendo que jamás se haría uno, mirarla ahora...

—Sí. —Tomé su mano para bajarla de mi campo visual—. Te hiciste un piercing, ¿eh?

Llevó su mano al hélix para tocarlo con cuidado.

—¿No te lo dije? Estaba segura de que sí.

Negué con la cabeza.

—¿Cuándo fue?

—El otro día —dijo. Se encogió de hombros para esconder su cuello de una brisa helada y se sonrojó diciendo—: Brind me acompañó.

«La cara bonita», pensé mientras las palabras de Raziel se repetían en mi cabeza.

—Ya veo...

Sol esperó a que dijera algo más sin esperar que me quedara en silencio. Frunció el ceño y achicó los ojos, examinándome.

—Estás... muy rara. —Lo mío no era ser cortante, más bien echarle en cara lo cercano que se habían vuelto o fastidiarla con que salían—. ¿Ocurrió algo?

Vaya pregunta.

—Me siento cansada, eso es todo.

Traté de sonar convincente, lo que obtuvo buenos resultados.

—Me lo imaginaba. Es decir, vas a la academia y trabajas, dos combinaciones muy agotadoras.

Eso era lo de menos. Adoraba mis estudios, porque amaba el arte, eso no significaba ningún problema. El trabajo era otro cuento, pero seguía sin ser demasiado. Lo que de verdad me cansaba era todo lo que me guardaba, todo en lo que pensaba, todo lo que sentía cuando veía a Sol a la cara.

Abrí mis labios para cuestionar un par de cosas, pero al mismo tiempo que decidía, visualicé a Grey y Logan caminando con rapidez en nuestra dirección. La rubia, ahora prima de Seth, llevaba el celular en lo alto, agitándolo con vehemencia.

—¡Drey! —gritó a unos pasos de mí— ¡Drey, mira!

Tanto escándalo debía tener una razón, y vaya que la había. Agitada, con la respiración entrecortada y el pelo despeinado, desbloqueó su celular para enseñarnos a Sol y a mí la pantalla. Una publicación en la página de Happy Little Tea era el tema del que todos hablaban por la mañana.

El encabezado decía:

[Nuestra Audrey Downey, santurrona de primero, está creciendo. Ahora se junta a escondidas con un chico. ¿Quién será? 🤭 ¡Hagan sus apuestas! 💸💸]

En la primera foto aparecía yo en la azotea del edificio de ciencias frente a Raziel, a quien solo se le veía la espalda. Se veía como cualquier persona que pasa por la calle, no se distinguía ninguna de sus facciones. Ahí, el único rostro reconocible era el mío. En la segunda, sin embargo, salíamos abrazados.

LA OPCIÓN CORRECTA EAM#1 | A la ventaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora