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Capítulo dedicado a loveangeles2004 por su análisis sobre Dhaxton y Seth en el capítulo anterior ;)



CEDER


Los nudillos de Seth estaban rojos y amoratados por los golpes. Por más que trató de limpiar la sangre y la piel rota, no había podido desprender algunos pequeños cueritos que se aplastaban bajo el agua del lavabo. Al cerrar la llave, formó un puño con su mano y la cubrió con la otra, todavía lleno del resentimiento provocado por las palabras de su amigo. Así se quedó durante unos instantes: quieto, pensativo, con el rostro cabizbajo y oscuro. La luz parpadeante producía un zumbido constante que no ayudaba en traerle calma, razón por la que ambos estábamos en un solitario baño del hospital.

—¿Por qué estás aquí? —interrogó.

—Porque estoy preocupada.

—¿De que golpee a Dhaxton otra vez? —desdeñó con las cejas arrugadas en su entrecejo. Blanqueé los ojos entendiendo su suposición: estaba resentido porque fui a auxiliar a Dhaxton.

—Yo siempre voy a socorrer a la persona que es víctima de violencia.

Dejó escapar una mueca, de esas que gritan «sí, claro, te creo» con un sarcasmo palpable.

—No diré nada —dijo—. Al menos te quedaste.

Me quedé viendo los movimientos sus en silencio, atenta a todo lo que pudiera expresar. Verlo desatado, enloquecido por la rabia me impactó lo suficiente como para mantenerme distante y socorrer a Dhaxton. Papá actuaba así de salido de sus cabales, le encantaba que mamá contestara a sus réplicas para arremeter contra ella con más fuerza; ver una escena similar fue como revivir esos horribles días.

Después de explicar los hechos en la sala, a Seth le permitieron quedarse en la sala, aunque con la compañía de un guardia para que lo vigilase. Bastó que viese una mancha de sangre en el piso para que se fuese al baño más cercano. Ni cuenta se dio de que era un baño solo para el personal del hospital, por suerte nadie nos vio entrar.

Se tambaleó para caminar hacia el espejo de medio cuerpo en el que su reflejo se presentó como un cuadro que expresa desamparo.

—Te ves...

—¿Pálido? —concluyó tras unos eternos segundos en los que no supe describirlo.

—Sí.

Se quejó y desvió su perfil de mis ojos vigilantes.

—Te dije que odio la sangre —balbuceó con voz frágil caminando hacia un rollo de papel higiénico con el que se cubrió el dorso de la mano.

—¿Tienes hematofobia?

—No.

—Entonces ¿por qué?

Mi curiosidad le sacó una mueca de disgusto que no me ocultó. Se pensó dos veces antes de hablar, la pausa que hizo lo demostró.

—Me trae malos recuerdos —dijo finalmente, con un tono más bajo que el anterior.

El video de Agnes enterrándose en cristal en sus muñecas se reprodujo en mi cabeza.

Salimos del baño y nos dirigimos a la sala. La mala cara del guardia quedó retratada hasta para mí. Se acomodó en su lugar, cruzado de brazos y con la mirada concentrada en Seth en caso de que fuera a actuar con violencia otra vez. Lejos de hacerlo, él se sentó en una silla, con los codos sobre las rodillas tirándose hacia atrás el cabello.

LA OPCIÓN CORRECTA EAM#1 | A la ventaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora