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Comenten harto, miren que extrañé muchos de sus comentarios en el capítulo anterior 😭😭


RAZIEL ELM


¿Cómo se suponía que debía comportarme ante el nuevo descubrimiento? Los años de mi vida fuera de la academia había sido monótonos, sin altibajos que perjudicaran mi salud mental. No era una vida aburrida, sino de la clase segura, en la que no tienes mucho en qué pensar ni arriesgarte más allá de tus límites. Si alguien me hubiera dicho el acoso que enfrentaría en LeGroix, me habría reído en su cara; si me hubieran dicho que recibiría extrañas notas, les hubiera pedido que fueran a un psicólogo. Yo jamás, incluso con las advertencias de Sol, me imaginé que todo tomaría un giro tan drástico, por eso, frente a Raziel, mi pensamientos se estrellaban entre sí sin permitirme conjugar palabra alguna.

Tenía tantas preguntas, ¿por dónde empezar?

Contemplé el rostro expectante de Raziel. Sus facciones formaban una especie de mueca extraña; le divertía lo confundida que me encontraba, pero parecía esperar a que dijera algo para estallar en carcajadas.

—No es posible... —logré balbucear. Mi lengua estaba trabada por el asombro y las palabras se atropellaban en la punta queriendo salir todas a la vez— ¿Cómo es que tú...?

Ladeó la cabeza para mirarme desde una perspectiva diferente. La diferencia de edad entre él y yo se hacía evidente frente a frente, él me llevaba varios años encima —cinco, para ser específica— y en sus facciones algunas líneas de expresión se le marcaban. Esto no dejaba de lado lo infantil que se veía con ese sutil movimiento de cabeza.

—¿Quieres hablarlo aquí o prefieres ir a un lugar mejor?

Agradecí que al menos él pudiera hablar como una persona decente y no formar frases a media. Y también agradecí que fuera una pregunta, porque esta bastó para que aterrizara.

—No me voy a mover de aquí —advertí, dejando de lado toda confusión para darle un buen lugar a la desconfianza.

—Está bien, cálmate. —Levantó ambas manos en señal de rendición—. Lo decía porque tanto tú como yo sabemos que esto —con su dedo índice apuntó la nota entre mis manos— no se puede conversar en unos sucios vestidores, ¿verdad?

No hacía falta responderle, estaba claro que lo que a él y yo nos enlazaba se debía hablar en un lugar mejor.

Al percatarse de que la tensión en mi cuerpo bajaba de escala, decidió ponerle punto aparte al asunto.

—Mi turno ya termino; me cambio y hablamos.

Hablar.

Tenía ganas de hablar, de resolver muchas cosas, pero la pregunta sobre dónde empezar lo malograba todo.

Me senté a esperarlo en un banquillo del pasillo, viendo como algunos empleados entraban y salían de los vestidores. Raziel se demoró, lo que provocó que mi mente armara alguna tonta hipótesis sobre que se había escapado para no enfrentar mis preguntas, porque eso sonaba a algo que yo hubiera hecho en su lugar. Luego la descarté; él lucía demasiado interesado como para formular una huida. Raziel Elm ansiaba nuestro encuentro.

Me reía de mis nefastas suposiciones cuando salió. A diferencia del energético aspecto que mantenía con el uniforme, su ropa casual de colores oscuros componían al prototipo de chico malo del que tanto fantaseaban las chicas en el internado. Chaqueta de cuero y botas militares, una playera blanca ajustada, jeans de mezclilla gastados y una cajetilla de cigarros en la mano, la cual abrió mientras caminaba hacia mí.

LA OPCIÓN CORRECTA EAM#1 | A la ventaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora