002

168 19 4
                                    

✦ Viejo enemigo, nuevo amigo ✦

No podía confiar en nadie más en esto más que en Koichi pero como él no estaba tenía que hablar con el segundo amigo que tengo más cerca en estos momentos.
Me tomé mi tiempo en esperar un largo tiempo en leer la nota pero por más breve que sea pero mi cabeza insistía en saber quién era esta persona y sin duda había estado en la fiesta.

No pude esperar mucho tiempo en casa, tomo la nota y mis llaves y me largo de casa. Fui directo a la casa de él y allí mismo en la entrada esperé, no me sorprende si vive con el torpe de Okuyasu.
Pasaron las horas y finalmente llegó, agotado, con el pelo levantado como si una ráfaga de aire lo haya secado esta mañana.

–Ya era hora que llegaras –dije de una vez, algo molesto.

–¿Cómo...? –se interrumpió solo– Por favor no digas nada de esto –señala su cabello.

Dejé de lado el asunto, me quería reír pero como era de suma importancia tenía que recurrir a él ya que es detective hace un par de años y aún no me acostumbro a verlo de esa manera. Claro que antes de que me invitara a entrar entré apresurado frente a él, me queda mirando un rato como si algo estuviera mal en su mente, se ruboriza y entra de una vez.

–¿Qué tiene tu cara?

–¡Nada! –responde alterado– Nada, solo tengo calor.

Es claro que su intento de sonar natural no funciona y no podría decirle un montón de bromas sin gracia acerca de su cabello y el desastre en su rostro por verlo ruborizado sin ninguna aparente, necesito ir al grano.
Mirando el desastre que hay en su hogar se me acerca y no le queda más que pedirme que le siga para ir a un lugar con mayor orden y calma, así fue que termino en el marco de la puerta de una habitación con mayor iluminación, ya no podía imaginar el amanecer en este cuarto que relucía ante mi y es donde pude ver sus ojos mirándome fijamente, los rayos del sol delatando el atardecer logran colarse por la ventana aún abierta que adornan su rostro junto a una suave brisa que mueven con delicadeza su cabello.

Sus labios se mueven con delicadeza, me está invitando a tomar asiento en su propia cama.

–Bien –suelta un largo suspiro una vez que se sienta al lado mío–, ¿a qué se debe su visita?

–Sé que debes estar agotado pero quería pedirte un favor, Josuke –confieso avergonzado.

Él cubre su boca, sabía lo que intentaba hacer.

–¿Podría repetirlo otra vez?

–¡Josuke Higashikata! –exclamo furioso– Vengo a pedirte un favor.

Termina por soltar una carcajada que no dura más de medio segundo, con una sonrisa sarcástica atiende mi problemática. Él sabe que no soy del tipo de persona que se le hace fácil pedir ayuda ni pedir ningún tipo de ayuda por lo que no me sorprende que se ría.
Saco de mi bolsillo la nota, nota que aún tenía ese nefasto olor a alcohol y que de seguro estaría teniendo huellas mías cuando lo saqué por primera vez de mi bolsillo.

–Estaba esta nota en el bolsillo de este mismo traje y es extraño porque la única posibilidad es que alguien me lo haya dejado sin darme cuenta.

Él le la nota, Josuke está tan confuso como yo.

–Lo averiguaré por ti –responde serio–, veré qué puedo hacer pero tendrás que tenerme paciencia.

Asiento con la cabeza, sabiendo que este problema estaría a salvo en las manos de Josuke.

Me levanto de la cama, acción que él hace al mismo tiempo y aún preguntándome en qué momento creció, en qué momento el paso del tiempo fue achicando la distancia y ablandando mi relación con él hasta lograr una buena amistad. Y pensar que todo empezó por haber secuestrado a Koichi. Salimos de su cuarto, no dudó en ofrecerme quedarme un rato más y hablar acerca de la fiesta, de nuestros planes, de juntarnos pero llegó una visita inesperada a la puerta de casa y no me refiero a Okuyasu.

–¡Jotaro! –exclama al abrir la puerta con alegría.

No dudé dirigirme a la misma puerta, esperar que entrase Jotaro pero tenía que tener una buena excusa para que Josuke no sospechara.

–Lamento decirte esto pero no puedo quedarme, debo terminar algo pero me quedaré otro día –digo, prometiendo algo que quizá no pueda cumplirle.

Ambos me miran pero yo no miro a Jotaro solo a Josuke, él entiende mi situación y me deja ir sin problema alguna, no tuve ninguna necesidad de cruzar miradas con ese hombre. Si Josuke llegase a enterarse de la verdad entre su sobrino y yo quedaría espantado, me odiaría otra vez y le diría adiós a una amistad que a pesar de todas las consecuencias vividas finalmente tengo a alguien de confianza. No quiero perderlo.

La última notaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt