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✦ La última nota ✦

Luego del vergonzoso hecho de que estaba tocando el pecho de quien no es solo el detective que me ayuda en este caso sino también un amigo cercano al cual jamás pensaría como algo más para luego tenerlo a escondidas. Entre los dos dijimos que jamás contaríamos eso aunque no tendría sentido porque ni siquiera llegamos a algo más pero entre amigos sería vergonzoso y de seguro tiene otra visión de mí respecto a mi orientación por lo que le tendría que hacer sentido que le hiciera cumplir una promesa esperando que de verdad cumpla su palabra.
Solo habría una razón, tendría que querer humillarme pero a estas alturas lo dudo mucho ya hay suficiente confianza entre los dos.

El camino devuelta a casa lo sentí eterno y la razón detrás de esa perspectiva era que no quería realmente volver a casa, mi cabeza daba vueltas y vueltas el haber visto tan cerca sus ojos de extravagante color y la posición en que nos encontrábamos al despertar. Eso no fue lo peor de todo, fue humillante de que justo su hijastra nos viera de esa forma y ella quedara tan intranquila como yo pero Josuke estaba relajado, bastante relajado.
Me rehuso a volver a pensar en eso otra vez pero cada paso que doy pienso en eso, ¡qué humillante! Yo, el gran Rohan Kishibe, no puede pensar de esa forma de tu anterior enemigo y menos si ahora es tu amigo. Eso no tiene sentido, solo en las películas te muestran cuando la chica sede a los encantos del chico que la molestaba y el chico sede a sus pensamientos de aceptar de que es la chica que siempre quiso en su vida pero es una película, es una hora y media mostrándote lo rápido que tiene que ser dejar el odio de lado y luego a la siguiente escena tragarse el uno al otro sin razón aparente.

No importa, yo sigo mi camino y eso nadie me lo puede impedir. Hombre frente a mi, chaqueta morada, morada. Morado, morados. Los ojos de Josuke son morados. Es entonces que me di cuenta que estaba caminando más despacio y eso no podía pasar. Acelero mi paso y continuo mirando derecho pero ese no era el problema hasta que me fijo en los nombres de las calles, andaba tan enfocando en otra cosa que me pasé la calle que tenía que cruzar para llegar a casa. Frustrado cruzo la calle y voy a la dirección opuesta a la que iba, ahora si voy camino a mi casa. No miro a ninguna persona, solo la calle, si pasa algún auto, si no hay nada en la acera con la que luego tenga que limpiar mi zapato.

Admito mi obsesión, eso lo tuve que admitir a mí mismo cuando quise empezar a tomarle cariño por su hospitalidad, obsesión con odiarle por lo que hizo el verano de 1999 con la cual terminó mi casa en llamas y yo aún queriendo sabe cómo hizo trampa pero ahora mi obsesión en él es otra cosa. Si me pregunto cuál es lo peor de todo esto sería la conexión que tiene con Jotaro, una amistad con mayor frecuencia se dicen todo, son transparente y yo no puede decirle nada por lo de Jotaro porque podría perfectamente mentirle y creerle a él. Bueno, ni que fuera perfecto en todo esto, pero debo dejarlos de lado sino mi mente va a explotar con las cosas que tengo en la cabeza y con mayor razón necesito llegar urgente a casa.

¡Finalmente! He llegado a mi amada casa, extrañaba mi soledad, es incómodo dormir con alguien, ahora debo cumplir mi palabra con Josuke. Entro, cierro la puerta, suspiro, es un largo suspiro. Camino hacia el teléfono lo más apresurado posible, mi cabeza está llena de pensamientos cada vez que me acerco hacia el teléfono, cada subida por los escalones mi mente menos piensa en sus palabras y todo se vuelve aún más confuso de decir. ¿Qué debo decirle? Claro, que acabo de llegar a casa sin ningún problema. ¿Cómo debo decírselo? Calmado, no hay prisa alguna para darle mi reporte a mi llegada a cada. Marco con tranquilidad para poder luego mantener esa tranquilidad, una vez que se escucha el sonido de que está marcando enseguida escucho su respuesta.

–Residencia Shizuka y Josuke Higashikata, ¿con quién habló?

Es él y parece de muy buen humor.

–Higashikata –respondo serio, demasiado por no decir que exagero–, informo de que he llegado a casa.

–Bien, me alegra saber eso.

Ya me lo imagino, sonriente, sin uniforme al ser su día libre ya que debe seguir ordenando tras la mudanza, sus ojos brillantes al responder y siempre con el carisma que irradia con su sonrisa. Debo responder de la misma forma.

–Bien –contesto igual de serio que antes.

–¿Pasa algo?

–No –respondo cortante otra vez–. Era solo eso la llamada, cumplí mi palabra. Hasta pronto.

Y corto antes de escuchar su voz tranquila y feliz al despedirse. Creo que disimulé bastante bien mi preocupación. Camino con tranquilidad hacia mi escritorio, debo continuar con mi trabajo y enviárselo a mi editor. Abro la puerta con toda la tranquilidad que tengo en mi ser y me dirijo directamente a mi escritorio con tal de enfocarme en mi trabajo. Aún así se siente que algo sobra aquí, me dijo al estante, tomo un libro el cual parecían no haber visto nunca antes, lo abro. Hay una nota entremedio del libro a mitad de la página.

"El que se enamore primero:
pierde"

Esto ya es de alguien debo conocer de seguro, lo presiento.

La última notaWhere stories live. Discover now