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✦  La compañía durante la soledad ✦

Me levanto, amanezco solo, hago el desayuno en esa casa ajena, me cambio de ropa y parto hacia el parque como lo hice hace una semana, es la única zona segura para mi.
Quedé mirando el amanecer para poder relajarme. Han pasado dos semanas desde que me topé con Hazamada en una charla que terminó en nada como siempre. Su presencia me repugna luego de haber leído todas sus asquerosidades en su mente, en sus acciones, en su ser. Su entusiasmo es adorable pero que esa cualidad de él no los engañe, puede parecer inocente pero es un envidioso y avaricioso más en este mundo.
La brisa está tranquila, vuelvo a suspirar y de mi boca podía ver el vapor que emanaba. Es satisfactorio, esta soledad junto al frío.

Me levanto de la banca para poder desplazarme por el lugar en una caminata tranquila y lenta para no congelarme allí. Luego de unas largas vueltas empecé a dudar de todo lo que sucedía a mi alrededor y de lo mucho que me hacía la compañía de alguien. Detengo mis piernas y me dirijo tranquilamente hacia la dirección opuesta para volver a casa de Higashikata, el camino devuelta es igual de relajado.

A los lejos veo a alguien, me relajo. Nos acercamos más, la silueta se me hace conocida, me inquieta. Lo tengo a cinco metros de mi y ya mis manos están sudando. En un abrir y cerrar de ojos ya está frente a mi a un metro de distancia.

–Buenos días, señor Kishibe –sonríe Hazamada.

No dije nada, tan solo lo miré.

–¿Cómo se encuentra hoy? –pregunta curioso.

–Bien –respondo cortante–. Disculpa, debo volver rápido a casa.

–Claro, ¡nos vemos después!

Y con esa misma sonrisa y aura tan pacifica se largó de mi vista pasando de largo. Miré atrás pero él no hizo lo mismo. Eso fue extraño, Hazamada es extraño de por si.

Volví a la casa de Josuke, entro y me dirijo directamente al cuarto. Me desvisto allí y me coloco sobre las sábanas. Estoy estresado, no he dormido bien y a penas tengo cuatro horas de sueño con todo este lío en mi cabeza.

En un abrir y cerrar de ojos ya es tarde, me había quedado dormido sin querer. Debo almorzar rápido para ir a recoger a Shizuka. Como rápido luego haber almorzado apresurado. Voy a la secundaria Budogaoka y allí la encuentro, esperándome a tiempo como esperaba últimamente.

–Llegaste a tiempo –comenta sería–, bien, vámonos.

No dije nada y caminamos con tranquilidad devuelta. Luego es lo mismo de siempre que todas las semanas, esperar que su padre llegue.

–Aún no llega –se queja.

–Yo me quedaré despierto por ti –digo–, por favor ve a dormir, son órdenes de tu padre o él me va a matar.

Ella ríe ante mi comentario, quizá se imagina la escena con lo mucho que me odia.

–Con la cara que te pone dudo que lo haga.

Luego de decir eso se va. Sonrío, al parecer me estima mucho Josuke pero de todas formas es la hija de mi amigo, debo cuidarla.
Y así fue, esperé, esperé por Shizuka para poder saber de Josuke. A la mañana siguiente amanezco misteriosamente en la cama y estando solo. Es un día más similar pero esta vez debo caminar.

Me levanto, desayuno y salgo un rato a la calle para poder relajarme. Estoy cansado de esperar a Josuke por Shizuka, estoy cansado de ir a buscarla como una niña pequeña cuando ella había mencionado que siempre ha podido manejarse sola. De pronto alguien me detiene, el semáforo estaba en dando la señal que los peatones debían esperar y casi estaba a punto de ser atropellado. Miro atrás y estaba tan sorprendió como él.

–Me salvaste, Hazamada –digo sorprendido.

–Debería intentar descansar más –comenta preocupado.

Niego con la cabeza pero cuando lo hago me jala suavemente del pantalón para retornarme a la cama.

–Volvamos a su casa –insiste–, debe descansar, señor.

Sorprendido y aún con mucho sueño le indico a dónde ir, vamos tranquilamente mientras le susurro unas cuantas cosas, no esperaba esto de él. Cuando llegamos se sorprende aún más que yo.

–Está es la casa de Josuke.

–Es una larga historia –respondo a su sorpresa.

Entro solo, él se despide con tanta calma que me deja sorprendido. Debo descansar y luego acercarme más a Hazamada.

La última notaWhere stories live. Discover now