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☆ La cita ☆

¿Ven a ese hombre con cabello que podría ser el perfecto nido de un ave y está caminando hacia mi? Bueno, ese hombre pudo haber sido uno de los chicos más deseados en su adolescencia y yo estaré a punto de tener una cita con él. ¿Cómo sucedió esto?

El día en que me lo propuso estaba tan nervioso que le negué la cita, se puso triste pero luego le expliqué.

–Mira, no estoy listo para una cita, no he tenido una hace más de diez años con Ya Sabes Quién. Dame unos días y te daré una nueva respuesta. Tómalo como un "otro día".

Me abrazó en respuesta, ya no había mucho que decir, ya no quería hablar de su sobrino. Estaba ya en un lugar seguro, con personas que de seguro no me dejarán solo y que estoy al fin en casa.

Así que pasaron los días y dieron a pasar una semana, esa semana la había pasado más tiempo con Shizuka debido al trabajo de su padre. Claro que ella no paraba de preguntar si quería a su padre y mis respuesta era siempre la misma y es que no sabría decir si es querer, solo sé que me siento atraído más allá por su físico, entre los dos sabemos lo encantador que puede llegar a ser a veces. Eso es cautivador de él. Aún así ella no me creía e insistía que si lo quería pero que no aceptaba ese sentimiento del todo. No sabía si confiar en su palabra y dudaba en considerarla, creía saber lo que pensaba y en lo que afirmaba. Si querer no era fácil para mí entonces es momento de imaginarse qué tanto me costará amar ahora.

Pasaron más días y dieron la segunda semana. Estaba tranquilo haciendo de niñero para esta niña que no quería dormir. La llegué a tomar hasta en brazos para llevarla a la cama.

–Es tarde, esta bien que finalmente estés de vacaciones pero tu padre si necesita descansar y ya son las dos de la mañana.

–Pero no volveré a meter bulla, lo prometo.

Me miraba con ojos de cachorro. Me pregunto de quién los habrá heredado de tanto convivir aquí.

–No, a dormir, jovencita. No me obligues a forzarte.

Ella se cruza de brazos desafiante en el marco de la puerta de su cuarto, sin dejar de mirarme los ojos y frunciendo el ceño como si le estuviesen cometiendo una injusticia.

–Hazlo. Te reto, anciano.

Estaba a un segundo de decirle niña e invocar mi Stand de no ser porque ya era demasiado tarde, él ya se despertó. Se veía tan tranquilo, ¿cómo es eso posible?

–Tarde, ya estoy despierto. Shizuka a tu cuarto, ya es muy tarde.

Josuke entró al cuarto de ella, la tomó como saco de papas en su espalda. Shizuka, ya resignada no se queja pero si me saca la lengua por el hecho que su padre tiene más poder en esta casa. Y por su puesto el gran Kishibe le devuelve el gesto sacándole la lengua también. Por alguna razón me quise quedar allí. Él la dejó en la cama pero no se conformó con solo eso, la arropó y la acarició.

–¿Saber? –dijo en vez de levantarse y marcharse–, me recuerdas cuando tenía 16.

–¿También te quedabas hasta tarde?

–No, me peleaba con mi madre y era desobediente.

Él la sigue acariciando por su cabello.

–Me quedaba jugando videojuegos, no tenía muchos amigos y heredé su mala actitud.

No quise decir nada pero quise quedarme viendo cómo ejercía su paternidad.

–Aún así la quería, nadie es perfecto. No cometas los mismos errores que yo o de verdad algún día te arrepentirás. No vuelvas hablarle así a él tal como yo no toleraría que él te tratase así.

La última notaWhere stories live. Discover now