Capítulo 10: Un mundo de novedades.

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Seis años atrás.

Park Jisub miró al omega frente a sus ojos, tenía el maquillaje de sus ojos desgastado, y la camisa destrozada, se encontraba descalzo y sin pantalones, pero eso no robaba la atención de nadie. Sus subordinados bajaron las armas con lentitud al ver que ya no había amenaza.

—Hijo... —susurró. La preocupación quiso extenderse sobre su cuerpo, pero sabía que el movimiento más astuto era retroceder.

Park Jimin se encontraba en medio de una habitación lúgubre y con hedor a muerte, miraba sus pequeñas manos manchadas en sangre y cuando levantó su mirada, sus ojos eran plateados, brillantes y luminosos que hacían que los demás tuvieran que evadir su mirada para evitar una momentánea ceguera.

—Lo perdí...—su voz era tosca y ronca, llena del más grande augurio y pesar.

—¿De qué hablas? —Jisub susurró tranquilo, no sabía si Jimin se había dado cuenta aún pero su ácido estaba goteando por todos lados, provocando mareos en las personas que se encontraban presentes.

—Mi bebé, mi bebé..., lo perdí...—Marchito y envuelto en un tornado de sentimientos furiosos y despavoridos, Jimin gritó tan fuerte que las ventanas se rompieron, tan fuerte que los corazones de los hombres se pararon, tan fuerte que el Alfa Park Jisub cayó de rodillas, tan fuerte que sus oídos comenzaron a sangrar, tan fuerte como podía gritar un alma a la que le habían arrancado la vida.


(...)


Actualidad.

La luz del sol atravesaba las cortinas en suaves rayos luminosos, se había despertado hace minutos cuando un extraño retumbar en su pecho lo había traído de vuelta desde el mundo de los sueños, dejó escapar un gruñido molesto cuando se encontró caluroso entre dos cuerpos, uno era el de una pantera enorme y negruzca que dormía con la lengua de fuera y las patas hacia arriba, robando una gran extensión en la cama, mientras el otro, aquel que no paraba de ronronear suavemente se había hecho espacio bajo sus sabanas para esconder su rostro en su pecho y apretarlo en un fuerte abrazo.

Jimin miró el techo pensativo, hoy tenía mucho que hacer.

—hyung~... ten el día libre hoy —exclamó la voz de su hermano menor.

El omega suspiró—hoy es domingo, Jungkook.

—Y aún así te encierras por horas en tu oficina, yo necesito verte.

Jimin se giró, su hermano se despegó sólo un poco para mirarlo a los ojos, los brillantes orbes plateados de Jungkook le miraron con alegría.

—Además tengo mucho que contarte.

—¿A cuántos maestros tengo que sobornar ahora?

La tierna sonrisa del alfa se ensanchó—Ninguno, hyung, logré controlarme esta vez, pero sucedió algo gracioso.

Abrazándose con más fuerza al menor, Jimin dejó salir un profundo suspiro, acarició los cabellos Jungkook con lentitud. Los ronroneos toscos y retumbantes volvieron a escucharse por unos segundos y aunque Jimin no pudo verlo, sabía que los ojos de su hermano ahora eran de su normal azulado oscuro.

—¿es así?, ¿qué paso?

Jungkook soltó leves risillas felices mientras movía una de sus piernas impulsivamente—Oh... rasca ahí hyung, ahí.

—Mmm... ¿Cómo te metiste a mi cama otra vez? Bueno... no, olvídalo, ya no me sorprende, ¿Qué es esto que tanto quieres decirme?

La voz de su hermano menor sonó amortiguada contra la almohada, pero estuvo seguro de que Jimin escuchó un "escamas" que lo hizo detener todo movimiento.

Business World [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora