Capítulo 2

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Bella.

Mami mira más allá, ella quiere saber más de lo que le he dicho, pero yo realmente no tengo más que decirle, no sé qué me pasa.

A veces ni yo misma me entiendo, solo tengo claro mis objetivos, por lo menos tengo los pies sobre la tierra, aunque la cabeza en las nubes.

— ¿Es él como siempre? —inquiere mami, con evidente desacuerdo.

Acomodo mi bolso, las manos dentro de los bolsillos del pantalón, trato de estar relajada, aun así, no sé si logro transmitir la tranquilidad que supuestamente tengo.

Mi madre es una mujer muy observadora, lo sé desde que tengo uso de razón.

— ¿De qué hablas, mami? —pregunto a cambio, trato de pasar por su lado, pero me retiene del brazo.

Me obliga a plantarme en donde ella quiere.

Mira a su alrededor por si mi padre anda rondando.

—No te hagas la tonta Bella, sabes de quién hablo, del causante de todos tus problemas.

Muevo los pies nerviosamente sobre el piso, las manos las tengo sudadas.

¿Problemas? Sí, bastantes que bien recuerdo, hasta el día de hoy siguen algunos que no supero y tampoco creo que superaré algún día.

—Mami, no es nada, ¿Por qué siempre lo mencionas? Intento salir adelante mami, no lo traigas de nuevo, no traigas mi pasado de nuevo —suplico al borde de la desesperación, el tema me cuesta siempre un estado grande de nervios.

Tengo el estómago hecho un nudo.

En ocasiones siento que me falta el aire siquiera al hablarlo con mami, con mi amiga Jennifer es distinto, ella es de tú a tú, no sé cómo explicarlo, pero siempre hay cosas que no te sientes a gusto hablándolo con tu madre o algún familiar, te sientes mejor cuando hablas de ello con una persona que no comparta tú mismo lazo sanguíneo.

—Más vale que sea así, Bella, es prohibido para ti —recuerda con severidad.

Estoy molesta, más enojada que como llegué. Una discusión con Tyler no se asemeja a nada del enojo que me provoca esta situación.

— ¿Por qué siempre tienes que recordarme cada error, mami? —cruzo los brazos bajo mi pecho, mi postura solo es la clara transmisión de cuan tensa estoy.

Mi madre parece inafectada por cada palabra dura que ha salido de mi boca.

—No me hables así, Bella —trata de intimidarme con su voz, trata de dejarme en claro que ella está por encima de mí, a veces lo logra, otras nada más no, ya no tengo cinco o dieciocho, ahora tengo veintiuno —. Lo hago por tu bien, te observo, suelo verte distraída, como en el pasado.

El pasado. Siempre el maldito pasado.

Todos nos hacemos la pregunta de porque siempre vive jodiéndonos la vida, los recuerdos nunca se borran al menos que tengas una pérdida de memoria o un estado de coma en donde todo suceda y no tengas noción del tiempo. No tengo tanta suerte en cuanto a eso.

—Mami —respiro profundo, las manos las coloco a cada lado de mi cintura como suelo hacer cuando trato de estar tranquila y enfrentar una situación que se puede salir de las manos —. Ya soy una adulta con muchas cosas en la cabeza, las cuales producen esa distracción, no significa eso que yo ande perdida en el pasado.

Mami no me cree. Es una súper mamá, cariñosa, todo lo que se le puede atribuir, pero en cuanto a esto es insoportable. Solo que no tengo la falta de respeto y el suficiente atrevimiento para decírselo en la cara.

La tentación de lo prohibido ©Where stories live. Discover now