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Las palabras le habían caído como un balde de agua helada sobre la cabeza.

Parpadeo varias veces, dándose la vuelta y mirando al pálido de pie en el marco de la puerta de la cocina, quien ni siquiera le miraba directamente.

— Disculpa... ¿qué dijiste? — preguntó el azabache con cautela, temiendo que el temblor en su sus extremidades se reflejara en su voz. Quizás había escuchado mal por estar concentrado preparando el desayuno.

— Obito...— dijo en un suspiro, cruzando los brazos sobre su estómago. — Creo que necesitamos un tiempo.

Se quedó inmóvil en su lugar, mirándole con el ceño fruncido, sin entender porqué el otro le pedía algo como eso. Era demasiado repentino.


— ¿...Por qué? — se atrevió a preguntar luego de mantenerse sin decir nada, asimilando el significado de sus palabras, encontrándose por primera vez desde que amaneció con los ojos azabaches del peliplateado.

Kakashi no dijo nada durante un tiempo.

— Creo qué hay algo que me hace falta. — le respondió luego de eternos segundos en silencio. Obito pudo reconocer la sinceridad en su voz, por lo que descartó rápidamente que se tratase de una broma.


— ¿Es por mi? — preguntó dejando la espátula sobre la mesa, apoyando las manos sobre la superficie de madera, sintiendo que si no se sostenía de algo inevitablemente caería. — ¿Hice algo mal? ¿Puedo arreglarlo?


Kakashi negó, pasándose una mano exasperado por el rostro. Agachando nuevamente los ojos hacia el suelo. — Claro que no. No hay ningún problema contigo.

— ¿Entonces por qué me dices que algo te falta? — preguntó apartando la vista de su rostro, sintiendo los ojos arderle por las lágrimas que estaba luchando por retener. — Si puedo ayudarte con eso, no dudes que lo haré-

— No. Esto no tiene que ver contigo, Obito. — el albino lo cortó antes de que siguiera hablando, adoptando una postura más a la defensiva. Obito le imitó.

— ¿Entonces que es? — preguntó, alzando inconscientemente la voz. Chasqueó la lengua cuando lo notó, apretando los dientes. —Al menos dame una explicación, Kakashi.


El de hebras plateadas soltó aire desesperándose, removiéndose en su lugar. — Es solo que no quiero seguir sintiendo qué hay algo de lo que me estoy perdiendo estando contigo, Obito. — dijo. Prefirió decirle la verdad así tal cual, no quería herir los sentimientos del Uchiha, pero tampoco podía darle tantos rodeos si quería ser claro.


Obito solamente le miró, sintiéndose desolado de inmediato. Negó con la cabeza, la garganta cerrársele cuando trató de hablar. Mordió su labio inferior, bajando la vista a sus pies mientras procesaba su petición. Un tiempo.

Kakashi le estaba pidiendo un tiempo porque algo le faltaba.

— ¿Ya no eres feliz? — preguntó con a penas un hilo de voz, alzando la vista para encontrarse directamente con los ojos del contrario.

— Si, no... No lo sé. — la curda honestidad en su voz le apretujó el corazón, haciéndolo retroceder de su lugar, mientras pasaba una mano por su rostro, tratando de hacerse pasar ese mal rato.

Obito asintió, apagando la estufa y recargándose sobre esta, cruzando los brazos sobre su pecho, solamente porque no sabía qué más hacer. — Está bien. — murmuró, recibiendo una mirada sorprendida del Hatake. — Es solamente un tiempo ¿verdad? Solo necesitas aclarar tu cabeza. — preguntó al aire, tratando de convencerse de eso.

Tiempo 🌿 ObikakaWhere stories live. Discover now