🌑17🌑

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Un expediente fue puesto frente a su rostro a la mañana siguiente, antes de que siquiera se pusiera en marcha para hacer el desayuno.

Alzó una ceja en dirección a Tobirama, quien repitió la acción, en espera de que tomara las hojas que le tendía sin decirle nada.

— ¿Qué se supone que es esto? – preguntó dejando su taza de té a un lado, aceptado las hojas que su hermano político le había entregado.


— Te he escrito el nombre del médico que puede ayudar a Hashirama. También su dirección. — el albino respondió tomando asiento frente a él en uno de los taburetes de la barra de la cocina. — He agregado además resúmenes de mis investigaciones acerca de las adicciones, Uchiha. Traté de hacerlo lo más simplificado posible para que no ocupara mucho espacio y fuera fácil de entender.

Madara le miró impresionado, antes de fruncir el ceño con suavidad. — ¿Insinúas que soy estúpido?

La sonrisita de Tobirama no le dio buena espina. — Por supuesto que no, Uchiha. Eso lo leerás con tu amado esposo. Tenía que asegurarme que no fuera nada complicado.


— Oh, gracias por llamar estúpido a mi esposo. — Madara dijo sarcásticamente, hojeando rápidamente el expediente, asegurándose que nada fuera de lugar estuviera colocado. Pero no había nada, simples anotaciones con la limpia caligrafía de Tobirama. Él respiro tranquilo.


— Si, bueno. Yo no dije tal cosa. — Tobirama golpeó la superficie de la barra con ambas manos, antes de ponerse de pie. — Me iré mañana.

— ¿Te vas tan pronto? — Madara dejó de ver las hojas para mirarlo a él.— Apenas llegaste ayer.

— Mhm. — el albino asintió, llegando al marco de la puerta de la cocina en unos cuantos pasos. — Yo dejé Konoha porque no me gustaba aquí. No me quedaré si no es necesario.


Madara volvió a fruncir el ceño, mirándolo con seriedad. — Tuviste un viaje difícil, descansa al menos. Anoche estuviste despierto hasta tarde.


Tobirama se tocó el pecho, la sonrisa socarrona regresando.— ¿Estuviste al pendiente de mi? Es halagador saberlo. Que considerado eres, Uchiha.

— Si no dirás nada inteligente- —Madara huyó, como siempre. — Mejor-


— Que mejor me calle. Ya lo sé. —Tobirama completo por él, sacudiendo una mano en su dirección. — Quiero ver a Minato antes de irme. No lo encontré por ningún lado antes  ¿sabes algo de él?


— Está supervisando el examen con Obito. — respondió dejando el expediente de lado, tomando su taza nuevamente, procurando mantener sus manos cálidas. — Él probablemente esté libre hasta dentro de dos días.


— Supongo que tendré que irme sin saludar a mi ex- alumno. — Tobirama frunció los labios antes de encogerse de hombros.— ¿Comenzarás con el desayuno? No he dormido nada y tengo hambre.


— Hm. Si, iba a preparar el desayuno cuando terminara mi té. — Madara respondió. Él usualmente no bebía ese té. Lo dejaba enfriar porque... porque si. Ni siquiera estaba seguro. Pero lo ayudaba a mantener sus manos cálidas y no congeladas por el invierno. Los guantes no le servían para nada en esas temporadas.


— Te ayudaré a hacerlo. — el albino volvió a adentrarse en la cocina, yendo directamente a una alacena en el fondo, comenzando a rebuscar en el interior. — ¿Hashirama no despierta aún?


Tiempo 🌿 ObikakaWhere stories live. Discover now