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Giró suavemente el cuello en círculos, tratando de liberarse de la tensión en sus hombros.

Faltaban unos seis o siete días para que los jóvenes ninjas de otras aldeas llegaran a la aldea para los tan ansiados exámenes chunin, y él no podía esperar a que terminasen para tomarse un descanso y dormir todo el día.

La cabeza le dolía horrores, pero aún así puso el mayor esfuerzo que su situación le brindaba, tratando de llegar lo más rápido a la casa de su tío Madara. Se había estado quedando ahí por órdenes del Uchiha mayor, aunque de todos modos no tenía razones para negarse, había estado reacio al principio para no incomodar al esposo del azabache, pero al final no tuvo otra opción más que aceptar, Hashirama había sido quien lo aventó, literalmente, dentro de su habitación temporal.


Todo el mundo en la aldea parecía estarse movilizando para la próxima semana, ayudando a los ninjas más jóvenes a dar su máximo esfuerzo para que pudieran aprobar los exámenes. En especial los profesores. Profesores como Kakashi.

Suspiró, llevando una mano hacia su pecho y apretando, tratando de disminuir la presión en su interior. No había podido dejar de pensar en Kakashi ni en las palabras de su maestro, todo parecía apuntar a que las cosas no se solucionarían tan pronto como había esperado y eso solo lo hacía sentir peor de lo que ya lo hacía.

Se quejó en voz alta, divisando la entrada del clan Uchiha frente a él, a unos metros de distancia. Desde que su relación con Kakashi había subido de nivel, se había mudado al departamento de este y no había vuelto al barrio Uchiha desde entonces.

Era extraño estar caminando por ahí; las cosas seguían completamente igual. Bueno, a excepción del color de la tienda de dangos. Pero de ahí en fuera, todo era lo mismo.

— ¡Obito! — le llamaron y reconoció la voz casi al instante, alzando la cabeza hacia enfrente, mirando a Shisui caminar en su dirección.

— Shisui. — saludó con un leve movimiento de cabeza, dejando que el Uchiha menor le estrechara en un abrazo.

— Ya tenías bastante sin regresar a casa, Tobi. — le dijo animadamente el otro azabache, llamándole por el apodo que hace tiempo había dejado olvidado por algún lado de su cabeza. — Te extrañábamos alrededor.

— ¿Tú y quien más? — preguntó cruzando los brazos. Hasta donde veía, Shisui estaba solo.

— Ah... Pues Itachi, Kagami, Inabi. Ya sabes, la familia. Incluso el pequeño Sasuke. — respondió haciendo un gesto desinteresado con la mano. — Oye, ya que los mencionó, ¿vienes con nosotros al bar de Konoha? — preguntó Shisui, tomándolo del brazo y tirando de él antes de que pudiera negarse. — Tienes una cara terrible, se nota que necesitas relajarte un poco.

A pesar de que tenía mucho sin hablar directamente con Shisui, prefería que el reencuentro fuera más tranquilo y no en un bar lleno de borrachos.

— Todavía tengo puesto el uniforme, Shisui. — se quejó sin poner resistencia. Haría su aparición para después excusarse con ir al baño y regresar a casa de Madara. Lo había hecho antes en el pasado así que no sería un problema.

— Solamente te quitas el chaleco y la banda, duh. — dijó el de cabellos agitados, soltándole una vez estuvo seguro que Obito no huiría. Por ahora.

Obito chasqueó la lengua, pero asintió, tomando un poco de distancia de Shisui.

El Uchiha menor solía ser muy... confianzudo. Con todo el mundo, parecía disfrutar de invadir el espacio personal de otros y esa había sido la razón por la que Kakashi le había pedido muy "amablemente" que tomara su distancia con el azabache menor. Y aunque ahora estuvieran en un tiempo, no quería verse descubierto por el peliplateado y perder su confianza.

Tiempo 🌿 ObikakaWhere stories live. Discover now