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— Tobi. Hm. — le llamó el rubio a sus espaldas. Giró su rostro para verle, dejando la taza de café a unos centímetros de sus labios. Casi se olvidaba que estaba "orientándolo".

— Me llamo Obito. — musitó con voz monótona, negándose a sentirse como un tonto por olvidar algo como a la persona a la que tenía que estarle ayudando con sus dudas. Maldito Kakashi y su risa que lo desconcentraban de sus deberes.

Aún no habían dejado la academia, al contrario, Obito aceptó un bocadillo por parte de Gai y por eso aún estaban ahí, bebiendo lo que antes consideraba asqueroso: café.

¿Cómo no le había gustado antes? El café era más fuerte que el té, incluso le sabía mejor y lo despertaba más que una taza de agua de hierbas. Bendito sea el maldito café.

No estaban solos, por supuesto. Los amigos de Kakashi -y sus antiguos compañeros.- estaban en el mismo cuarto de maestros, donde solían reunirse a la hora del almuerzo, solamente que sentados apartados de ellos, mientras digerían, pues, el almuerzo. Y él se había concentrado tanto en la risa de Kakashi que no había puesto demasiada atención alrededor.

— Obito, Tobi, ambos son nombres de idiota a fin de cuentas, hm. — dijo el rubio, cruzado de brazos. El Uchiha le miró alzando una ceja, no sabía que ponía tan de mal humor a ese mocoso como para estarse quejando todo el tiempo.

— Tobi es un apodo. — informó dejando la taza sobre la mesa, recargándose completamente sobre el respaldo de la silla y soltando un suspiro. — Perdón por esta pausa, necesitaba descansar un poco.

El rubio se encogió de hombros, recargando los codos sobre la superficie de la mesa, observándole con los ojos entrecerrados. — No importa. Pero te sugiero que si vas a tenerme aquí sentado como un imbécil, al menos di algo. Me aburrí y eso que a penas van cinco minutos. Hm.

Obito sonrió un poco, extrañando ante la actitud grosera y al mismo tiempo atrevida del otro. — Lo siento, no soy alguien de muchas palabras. — dijo algo que era un hecho reciente. Si hubiera llegado semanas atrás, probablemente no se hubiera callado en ningún momento y ya hasta lo hubiera hartado con su parloteo. Pero eso era porque en ese entonces estaba aún con quien era el amor de su vida.

Hace semanas estaba con Kakashi y todo parecía ir de viento en popa. Y ahora que no estaba con él, no sabía cómo desenvolverse al ser consciente de una posible ruptura. No era fácil de digerir.

No podía decir que era el mismo Obito que era hace una semana.

— Entonces solo es tu cara. — bufó el ojiazul, provocando que ladeara la cabeza confundido. — Supongo que las apariencias engañan, hm.

Obito sacudió la cabeza, confundido por la divagación del menor, irguiendo correctamente la espalda sobre la silla y acercando el plato con Wagashis de colores en su dirección. — Son para acompañar el café, mocoso. — murmuró esperando que el otro tomara uno y los probara.

— Me llamó Deidara. Hm. — habló el rubio, acomodando su cabello de color de los rayos del sol que cubría parte de tu rostro. — Y gracias, pero no gracias.


— Como quieras. — murmuró bebiendo de su taza, llevando nuevamente la vista a Kakashi. Estaba de espaldas a él mientras hablaba con Asuma.

Maldición, anoche quería ir y partirle la cara a Tenzō y tener una conversación privada con Kakashi sobre qué-mierda-es-un-tiempo,  y ahora no se atrevía a levantarse de su lugar y a enfrentar al peligris. No cuando todos estaban sobre él como si no lo hubieran visto todos los días ya. Además, nunca era de ir e incomodar a Kakashi cuando solía estar con sus amigos, siempre respetaba su espacio. Y no quería cambiar eso ahora ni aunque estuviera molesto.

Tiempo 🌿 ObikakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora