🍃E P I L O G O 🍃

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Apenas pudo reaccionar cuando la manta fue apartada de su rostro, revelando la imagen de Madara frente suyo.


Se incorporó con rapidez, tallándose el rostro con ambas manos para tratar de despejar el sueño. Madara ni siquiera se inmutó, tomando asiento sobre la silla frente a su escritorio, con un pergamino frente a su rostro.


Miró por la ventana al cielo a penas iluminado por los rayos de luz del sol y después desvió la mirada hacia el reloj en su mesita de noche, encontrándose con que eran las cinco de la mañana. Soltó un suspiro, dejándose caer de nuevo sobre su colchón y quejándose en voz alta, ¿Por qué Madara tenía que despertarlo tan temprano? Era su día libre, Madara debería estar atendiendo otros asuntos y no acosándolo en su propia habitación.



— Me ha llegado una carta de Hashirama. — su tío habló, cruzando las piernas y dirigiéndole una mirada de desdén.— Buenos días, por cierto.



—¿Que tienen de buenos? — se quejó cubriéndose los ojos con la almohada. Repaso las palabras en su mente, descubriéndose el rostro. — ¿Y qué quería? — preguntó a duras penas, dejando caer un brazo fuera del colchón.



— Bueno, aparte de saludar, dice que ha estado sirviendo como voluntario en el hospital de Konoha. — Madara hizo una pausa para ver si Obito estaba prestándole atención.— ¿Recuerdas a la serpiente?



— ¿Orochimaru?



— Ese mismo. Pues al parecer fue capturado hace poco. Y ha revelado el uso que tienen las células de Hashirama– resulta que son beneficiosas para cierto grupo de personas. — su mirada se puso seria, retirándose el cabello del rostro con irritación.— Lo mantienen "libre" bajo vigilancia solo por ese hecho. Así que ese tipo ha estado experimentando con Hashirama y ha dado buenos resultados.


Obito se sentó con lentitud sobre su cama, con el ceño fruncido en confusión. — Mi tío Hashi no es una rata de laboratorio.


— Él está contento, déjalo. — su tío defendió al moreno. — Fugaku enfermó hace poco, así que se ha sometido a un tratamiento hecho a base de células de Hashirama. Adivina qué pasó.



— ¿Falleció?


— No, mocoso idiota. Él se está recuperando.


— Ah.


No era una noticia tan sorprendente, Itachi ya le había comentado anteriormente que su padre estuvo enfermo– y que ahora estaba recuperándose casi milagrosamente. Pero no había esperado que fuera gracias a Hashirama– y a Orochimaru, al parecer.


— Fugaku tenía lo mismo que Izuna. — Madara dijo en voz baja, levemente distraído al mencionar a su difunto hermano menor. — Si hubiéramos sabido antes de la efectividad de Hashirama, él probablemente estaría aquí... — su tío enrolló el pergamino con lentitud y Obito tuvo que morderse la lengua para no soltar algo estúpido. — Como sea, si son así de efectivas, debemos aprovechar.



Obito se confundió. — ¿Debemos?


El azabache de cabellos largos asintió con desdén, poniéndose de pie. — Si. Yo no, tú. Dijiste que has comenzado a sentirte mal últimamente ¿no es así?




Obito se encogió interiormente, eso había sido culpa suya. — Era un resfriado, Madara. — y afortunadamente, ahora estaba libre de estornudos y fiebre.



— Si, bueno, hay que prevenir antes que lamentar.


— ¿Vas a sentirte mal si me muero?


Tiempo 🌿 ObikakaWhere stories live. Discover now