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Dos días después, Obito sabía que había algo malo en el ambiente.


No se refería a su situación con Kakashi- él tuvo que atender una misión con su equipo y no lo vio después de que pasaron la noche juntos. Sino más bien a algo dentro de la casa.

No sabía si se debía al hecho de que Madara se veía más malhumorado que de costumbre o el hecho de que Hashirama no estaba haciendo tontas bromas como de costumbre mientras degustaban el almuerzo preparado por su tío.


Obito no quería preguntar- él tenía suficiente con su desastrosa vida amorosa. Pero no estaba cómodo con el ambiente denso que se sentía con los tres sentados en la misma mesa.

La casa de sus tíos era su lugar seguro, y ahora parecía como si se estuviera desmoronando frente a sus ojos.


Aclarándose la garganta, dio un pequeño sorbo a su jugo de naranja, mirando entre los dos hombres que ni siquiera se dirigían la mirada. — Entonces ¿Hay alguna novedad? — preguntó estirando suavemente la tela de su camiseta de cuello de tortuga.


Madara encogió los hombros, sin mirarle. —Ninguna novedad.

Miró a Hashirama en espera de una respuesta, pero el moreno veía "atentamente" hacía el exterior por la ventana.

Obito quería suponer que debieron haber tenido una discusión para estar así.

— Si, bueno... — murmuró sintiéndose incómodo. Solamente había estado presente una vez en una discusión entre ambos hombres - Madara insistía que Hashirama había hecho trampa en el shōgi y el moreno juraba que no, cuando si lo había hecho.- y él era demasiado pequeño en ese entonces que había llorado un buen rato inconsolablemente. Bueno, eso hasta que Hashirama le había regalado un dulce.

Pero ya no podía regalarle dulces. Él ya no era un niño y por supuesto que no iba a llorar si los veía discutir -el probablemente se sienta ligeramente incómodo y se iría.


— Obito, ¿has bebido últimamente? — su tío le preguntó. El tono de su voz parecía el de un detective en busca de respuestas.

— Si. — respondió con firmeza, mirando con atención al cuervo mayor.

— ¿En dónde?

Antes de poder responder, Obito se detuvo a sí mismo. Él había estado en el departamento de Kakashi y no podía decírselo. ¿Acaso su tío ya se había enterado? ¿Alguien más a parte de Gai los habría visto juntos?

Afortunadamente, tenía un plan de respaldo.

Trago saliva con dificultad, parpadeando con lentitud para no apartar la mirada y delatar su pequeña mentira. — Con Deidara.

Madara le dedicó una mirada curiosa, alzando una ceja con perspicacia. — Vaya.

Carraspeó bebiendo nuevamente de su jugo, encogiendo los hombros. — Si.

— ¿Por eso no llegaste a dormir?

— Eh- si. Bebí mucho y me quedé dormido.

— Ah.

Algo muy en el fondo le decía que Madara -de algún modo u otro- sabía que estaba mintiendo. Detestaba esa parte de su tío, nunca había podido mentirle. Parecía como que su tío tenía una especie de habilidad para detectar las mentiras de los demás. Y él simplemente no era bueno mintiendo.

Era preocupante que de ser así - de su tío siendo consiente de su farsa.- no le había reclamado nada aún. Quizás el hombre simplemente estaba envejeciendo.

Tiempo 🌿 ObikakaWhere stories live. Discover now