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Se paseo algunas horas alrededor de Konoha, solo para despejar su mente de los pensamientos negativos y las contradicciones que corrían por su mente con rapidez. Llego al lago donde había jugado con Konan a mancharse de tierra.

A pesar de sentirse malditamente desanimado, el dolor en su pecho disminuyó algunos niveles. No tenía comparación al sentimiento que había albergado en su pecho en los últimos días debido al engaño de Kakashi. No. Este dolor era amargo, oscuro y estaba lleno de resignación. Era un sentimiento de desolación, uno similar a ser el perdedor en una competencia que había tomado mucho esfuerzo y dedicación.

Había renunciado a Kakashi.

Aún no podía creérselo completamente. Porque, maldición, estaba despidiéndose del amor de su vida, probablemente para siempre. No quiso pensarlo demasiado, la oportunidad se le puso en frente y él simplemente la tomó. Si pasar tiempo lejos de todo el mundo significaba que su corazón sanaría, entonces él lo intentaría. Si irse a Amegakure era lo más sano para él, entonces lo tomaría y se aferraría a ello con todas sus fuerzas.

Luego de darle vueltas en su cabeza, decidió que se iría solamente durante el mes que quedaba para finalizar los exámenes. Si las cosas seguían iguales para él en ese entonces, volvería a Ame. Si no... Suspiró rechazando la idea- era imposible que en un mes las cosas se solucionaran.

No podía dejar de pensar en Kakashi. En sus sueños, en sus promesas, en cada discusión que tuvieron y las veces que rieron juntos. Las veces que solían jugar entre ellos, cuando tenían tiempo libre y se iban a entrenar en los campos. Las veces que uno no podía dormir y el otro se quedaba despierto hasta que ambos simplemente se dormían sin sentirlo. Todas las veces que pelearon en la cocina porque Obito quemaba la comida hasta que aprendió a hacerlo correctamente. La primera vez que se vieron y la agitación que tuvo en el estómago, cuando se tomaron las manos por primera vez, cuando lo acorraló en los baños y le confesó sus sentimientos y Kakashi le confesó los suyos. Su primer beso en Ichiraku y lo sonrojado que Kakashi había estado.
Recordó las veces que solían subirse al tejado y ver el cielo, buscando siluetas en las estrellas. Su primera vez, lo nervioso y topes que ambos fueron y lo unidos que eso los volvió después. Recordó la vez que se mudó a su departamento y como las cajas de sus cosas habían durado semanas así porque no tuvieron tiempo de acomodarlo. Todos eso se iría, ya no habría más almuerzos juntos, no estarían esperando por el otro para ducharse juntos y hablar de sus días. No compartirían la cama nuevamente. Ya no serían ellos dos juntos de adora en adelante.

Miró en dirección al departamento de Kakashi, sintiendo una especie de pánico invadirle.
¿Cómo rayos iba a decírselo? ¿Al menos debía hacerlo? El Hatake merecía por lo menos una explicación ¿no? Aunque no estaba seguro de hacerlo.

Se había acabado. Pero Obito quería suponer que esa era la forma en que debían ser las cosas. Probablemente en el futuro ellos volverían a estar juntos. Quizás en un tiempo ellos podrían volver a verse a las caras y compartir un recuerdo amargo del pasado, reírse de ellos mismos y poder charlar sin problemas. Sin necesidades, sin problemas de por medio. Solo ellos dos, recordando y sonriendo.

Pero hasta ese entonces... Obito debía superarlo.





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Tiempo 🌿 ObikakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora