Capítulo Siete

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Lo primero que vio Levi fue una luz intensa, sintió como su cuerpo se dividía en un millón de partes y volvía a unirse en cuestión de segundos, la sensación no era dolorosa solo abrumadora, por eso al pisar el pasto del otro lado se sintió mareado, agachó la cabeza porque estaba viendo borroso. Cuando abrió sus ojos solo vio césped normal así que frunció el ceño.

—No puede ser —exclamó Sarah que a pesar de encontrarse en las mismas circunstancias no había aguanto la curiosidad de observar el lugar—, todo se ve normal.

Esas palabras fueron suficientes para que los otros jóvenes alzaran la cabeza y vieran que era cierto, era una zona común y corriente. Estaba llena de naturaleza, tal vez de plantas que no solían verse en una isla, pero todo se veía normal.

—No sé porque esperaba algo más extraño —admitió Mark.

El joven pelirrojo que era muy analítico decidió no dejarse llevar por la primera impresión, esta solía ser errónea muchas veces, además notó que había algo en el paisaje que lo hacía ver extraño, como si no encajara del todo allí.

—Será mejor que empecemos a explorar, tenemos una hora —Indicó Levi mientras caminaba hacia el frente.

El paisaje se podría describir como un campo, había un vasto espacio verde que tenía una que otra planta extraña —las cuales a los ojos del pelirrojo se veían antinaturales—, todo estaba rodeado por arboles de diferentes especies y tamaños.

—Interesante —murmuró la pelinegra—, he estado estudiando esta planta en los laboratorios, pero se ve diferente a la que tengo allí —Tocó una de las hojas, estas se cerraron inmediatamente— ¿Sera el hecho de trasplantarla?, ¿O es el ambiente? Tengo muchas ganas de estudiarla nuevamente.

—Deja eso hermana, tenemos que probar los implementos, no es tiempo de mirar plantas.

Ella se alejó de allí enfurruñada, aun así, empezó a estudiar las configuraciones del traje. Ese modelo era más practico que los anteriores, era flexible y cómodo como lo había mencionado Alicia, su color era verde oscuro. Tenía una especie de careta muy moderna en donde podían purificar el aire, pues habían confirmado que las personas que viajaron sin ella empezaron a presentar fallas respiratorias e inmunológicas. Ese traje era el resultado de muchas pruebas y fallas, el material del mismo hacia que las condiciones ambientales no afectaran la piel de los portadores, puesto que se había descubierto que ciertas plantas o terrenos provocaban erupciones y sarpullidos. También tenía un panel de opciones en la muñeca derecha que accionaba distintos modos en caso de posibles cambios en el entorno. En la otra muñeca estaba el organizador, ese que todos estaban habituados a usar en la isla, pero que en este momento tenía opciones distintas por las adaptaciones que había hecho Avery.

Esos trajes eran el resultado del conocimiento de muchas personas, incluyendo a su hermano que los había adaptado a las condiciones genéticas del portador, evitando así que este fuera usado por alguien más que ellos.

—Puede resultar un poco extraño estar usando los trajes —admitió—. No es a lo que estamos acostumbrados, pero estoy sorprendida de lo cómodos que son, incluso siendo yo la que los diseñó.

—Tienes razón son muy prácticos, hace que todo lo que dijeron sobre esta dimensión se vea distinto.

Los mellizos se distrajeron de un lado a otro probando todas las opciones posibles, estaban evaluando detalladamente que las modificaciones recientes funcionaran correctamente, anotaron un par de mejoras por hacer. Mientras ellos estaban entretenidos, el pelirrojo se encontraba ensimismado mirando al horizonte, sus instintos estaban más activos que nunca, se sentía observado.

—¿Qué haces allí parado Levs? —La pelinegra interrumpió sus pensamientos—. Fuiste tú quien nos dijo que no perdiéramos tiempo.

El joven sacudió su cabeza dándole la razón a la chica, sacó un par de implementos que Avery y Blaz le pidieron que probara, así se puso manos a la obra, pero sin olvidar la sensación que tenía.

Isla ApiWhere stories live. Discover now