Capítulo Diecisiete

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Alicia estaba feliz de ver a la chica castaña, aunque le costara admitirlo también de ver al pelinegro, no era una persona que se permitiera tomarse las cosas con demasiada seriedad, por eso no fue hasta que estuvo frente a ellos que notó la falta que le hacían. Les tenía más cariño del que admitiría.

—Alicia —llamó la joven—, sabía que iban a sobrevivir.

—Conoces lo que dicen —contestó—, hierba mala nunca muere.

La mujer no aguanto más, la abrazo porque estaba alegre de que siguiera con vida. Mientras Levi y Mark hacían lo mismo. Cuando se separaron, el pelirrojo abrazo a Avery que, aunque se veía un poco incomoda con tantas muestras de afecto estaba emocionada.

—Ni pienses que te salvaras de mi —dijo cuándo se separó de ella—, aún tenemos muchas teorías que demostrar.

La joven le sonrió, aunque este no pudiera verlo bien y asintió de acuerdo.

—Qué bueno que hayas vivido, chico —mencionó la morena mientras le daba un par de palmadas al pelinegro—. Tienes suerte de estar junto a mi chica, de otra forma tus posibilidades se reducirían.

En ese momento los recién llegados se dieron cuenta de que faltaban miembros en el grupo.

—¿Qué pasó? —interrogó el líder de inmediato.

Luego de que los jóvenes contaran lo que habían pasado durante esos días, los extraños seres vistos en el bosque de las hadas, las experiencias vividas en el bosque de horror, también el desconocimiento de donde estaban los otros integrantes del grupo, volvieron adoptar posturas serias.

—Es imposible saber si ellos siguen en el bosque oscuro o ya han ido más lejos —opinó Levi—. Por lo tanto, esperaremos un día más, si no aparecen avanzaremos.

Aunque el mellizo quería refutar sabía que el su amigo tenía razón.

En ese momento se encontraban dentro del vehículo, protegidos que cualquier improvisto del ambiente. Se trasladaron allí para discutir sus planes e información recolectada.

—Hay algo que me quedó sonando de su relato —reconoció la castaña—, ustedes dicen que no pudieron dormir a causa de pesadillas provocadas en el bosque oscuro, pero nosotros descansamos perfectamente.

—Eso también me llamó la atención —admitió Levi.

Compartieron una mirada de conocimiento, esa que desarrollaron con el tiempo trabajando juntos, al pelinegro le recordó la conexión que tenía con su hermana, donde no necesitaban palabras para saber lo que pensaba el otro.

—El vehículo —respondieron a la vez.

Rieron por ello, Alicia y Mark los miraron intrigados.

—Es la única diferencia. Si suponemos que algo del ambiente causa las pesadillas, el vehículo nos protegió de estas sin saberlo —explicó la informática.

—De haberlo sabido, hubiéramos usado uno de los aparatos de Blaz —bromeó la morena.

—Creo que se divirtieron más explorando el entorno a pie —le siguió el juego Mark.

Levi negó con su cabeza, recordando las locuras de su compañera. Empezó a sentirse agotado, después de perder la adrenalina del viaje, la castaña lo notó de inmediato, así que interrumpió la charla de sus compañeros, que estaban bromeando sobre lo ocurrido en el bosque.

—Es mejor que duerman, llevan mucho tiempo sin descansar, nosotros repartiremos las guardias para saber si Blaz, Sarah y Rumi vienen —indicó hacia los recién llegados—. Los despertaré cuando el plazo de un día se haya acabado.

Isla ApiWhere stories live. Discover now